Martes 6 de Enero de 2015

El caso que conmovió a General Villegas durante el año pasado permanece sin respuestas

  • Diario Actualidad - Villegas

A 162 días de la desaparición de Roberto Sorondo: todavía no hay datos de su paradero.

La denuncia fue radicada en la Estación de Policía Comunal de General Villegasel 28 de julio del 2014, por parte de Dante Pablo Codutti. A partir de ahí pasaron muchas cosas para que, paradójicamente, todo quedara igual. Roberto Sorondo, de 59 años de edad, había desaparecido.

Desde un principio la causa fue caratulada como "Averiguación de Paradero" y así permanece hasta el momento, a pesar de todos los avances y descubrimientos que fueron aumentando las fojas de la investigación que lleva a cabo el fiscal Omar Flores de Trenque Lauquen.  

El caso se hace público  

A poco de difundirse la desaparición de Roberto Sorondo en los medios de prensa locales, el vehículo en el que éste se movilizaba -un VW Polo color gris, patente FDK 829- fue localizado a metros del cruce de las rutas N° 33 y 188, en el estacionamiento de la gomería de Albiero.  

Allí se acercaron los efectivos, también los peritos e incluso el fiscal Flores, quien interviene en la causa. Si bien el auto no presentaba signos de violencia que evidenciaran,por ejemplo, un intento de robo, hubo algunos indicios que hicieron dudar desde un principio que se tratara de una desaparición voluntaria: tal es el caso de la cédula azul encontrada en el piso, las llaves del vehículo que no se hallaban en su interior, algunos bienes personales que fueron quemados en las inmediaciones y luego reconocidos por los hijos de Sorondo, rastros de barro y gramilla en todo el rodado, y lo más sospechoso de todo: una mancha de sangre en el baúl.  

En un primer momento esta información no fue dada a conocer con el objetivo de proteger la confidencialidad de la causa, pero con el paso de los días adquirió carácter público.  

Comienza el intenso operativo de búsqueda   Inmediatamente después de hallar el vehículo abandonado empezó un operativo de rastrillaje que revolucionó la tranquila General Villegas. No solamente la policía local, sino también la Policía Científica de Pehuajó; la División de Canes de Hurlingham; la Dirección de Caballería de Avellaneda; la Infantería; la Dirección de Explosivos de Junín y Pehuajó; la Dirección de Bomberos de Pehuajó; la DDI de Trenque Lauquen y Pehuajó; y el grupo GAD de Trenque Lauquen (un grupo de choque del estilo del Grupo Halcón de la Policía Bonaerense).  

Además, los medios regionales y capitalinos comenzaron a interesarse por el caso y así nuestra ciudad volvía a ser tristemente célebre. De todas formas la cobertura de los medios capitalinos fue sucinta, puesto que una vez que la causa se estancó y no hubo mayores avances en la investigación la desaparición de Sorondo dejó de aparecer en los titulares.  

El operativo de rastrillaje policial fue minucioso y metódico: se dividió a la ciudad en cuadrículas y se procedió a buscar en quintas, el hipódromo, la laguna del Parque Municipal, el basurero municipal, los canales detrás del cementerio, campos particulares, detrás del Hospital, entre otras zonas.  

La búsqueda se extendió incluyendo al Partido de General Villegas y distritos aledaños (de hecho hasta se rastrilló en una laguna ubicada sobre ruta N° 226, entre Villegas y Tres Algarrobos).  

Lamentablemente nada de esto arrojó resultados positivos y poco a poco los policías y los medios capitalinos comenzaron a emprender el regreso.  

Megaoperativo en la quinta de Walter Bianchi  

Una de las principales líneas en la investigación realizada por la policía señalaba a Walter Bianchi como presunto sospechoso. La prueba era una imagen captada por las cámaras municipales donde se veía a Roberto Sorondo ingresando en la quinta de Bianchi. Por tal motivo, se procedió a hacer un importante operativo de búsqueda en dicha propiedad ubicada en el acceso ruta Nº 33.  

Allí se buscó en el pozo ciego (que contaría con dos cámaras) y en el aljibe de la quinta. Intervinieron Bomberos Voluntarios para vaciar y rastrillar el aljibe, mientras que el pozo ciego fue vaciado por un camión atmosférico. No se encontraron mayores indicios. Sólo se procedió a secuestrar un hacha que tenía una mancha de sangre, pero nunca se pudo comprobar que la misma fuera de un ser humano. La cantidad de sangre hallada era mínima, lo que hacía casi imposible realizar los peritajes correspondientes.  

También llegó a secuestrarse una camioneta que Bianchi había vendido en Junín, pero nunca se hallaron pruebas que lo vincularan con la causa. Bianchi prestó declaración en calidad de testigo, puesto que fue una de las últimas personas que vio con vida a Sorondo.  

Datos importantes para el destino de la causa  

Los resultados de las pericias realizadas en Junín arrojaron que la sangre hallada en el baúl del vehículo era, efectivamente, del desaparecido.   Otro dato fundamental fue el hallazgo de ADN que no se corresponde con el patrón genético del desaparecido o sus hijos, sino que se trata de rastros de ADN pertenecientes a un tercero cuya identidad se desconoce. La información, al igual que en el caso de la sangre, provino de los estudios efectuados por el laboratorio pericial de Junín.

Lamentablemente nunca se pudo determinar a quién pertenecía dicha muestra de ADN, pero se especulaba que este dato haría cambiar la carátula de la causa para tratar de llevar adelante peritajes que permitieranestablecer la identidad de esa persona que había estado en el auto de Roberto Sorondo.  

"Esto ya dejó de ser una averiguación de paradero. Al haber sangre de nuestro papá en el baúl podemos suponer que hubo coacción, porque nadie se mete en el baúl de su propio auto.

Tampoco estamos ante una fuga voluntaria. Acá hubo coacción y esta carátula ya no se adecúa con la realidad. La confirmación oficial de que la sangre en el baúl es de nuestro papá ratifica esto", declararon los hijos a un cronista de este medio.   Si bien estos datos reveladores y el informe final del laboratorio pericial de Junín no permitieron develar el paradero de Roberto Sorondo, se estimaba que podrían aportar un vuelco de 180 grados en la investigación, sobre todo cambiando la caratula de la causa ("Averiguación de paradero") por otra que permita imputar a sospechosos y realizar otro tipo de pesquisas, mucho más profundas.  

Para ello se necesitaba que el fiscal Flores solicite el tan anhelado cambio de carátula a la Jueza Alicia Cardossi, que entiende en la causa; pero eso nunca ocurrió y hasta el momento la familia sigue aguardando con angustia.   Llegó el 2015 y no hay rastros de Roberto Sorondo  

Pasaron los días y poco a poco el tema dejó de ocupar un lugar primordial en la agenda de los medios de comunicación, pero el dolor y la desazón nunca mermaron para la familia Sorondo. Es necesario recordar, para que ningún sector de la sociedad lo olvide, la extrema gravedad de que una persona haya desaparecido en General Villegas, de la noche a la mañana, sin dejar rastros, en plena democracia y, acaso lo peor de todo, que no se tenga siquiera una pista de lo que pudo haber ocurrido.  

Este caso deber seguir siendo doloroso y preocupante para todos, no sólo para los familiares deSorondo. Configura una espina que no pudo ser extraída, un misterio sin respuesta. Además, no debe ser olvidado, puesto que si eso sucediera triunfaría, una vez más, la impunidad.   Días atrás el comisario de la Policía Comunal, Darío Valle, manifestó que "el hecho  más lamentable y resonante del 2014 fue la desaparición de Roberto Sorondo. Sobre ese hecho no es que no se investigue más, la fiscalía sigue inmersa en esa causa; que está a cargo de la investigación con el personal del DDI de Trenque Lauquen. Fue un hecho que nos impactó mucho, que nos demandó muchas horas de trabajo y con un resultado, hasta el momento, negativo. Lamento ese hecho por la familia".  

Los hijos de Sorondo manejaban la alternativa de solicitarle a la Provincia la posibilidad de otorgar una recompensa para aquel que tenga algún dato concreto que permita dar con el desaparecido. No obstante, esto todavía no se concretó.  

La investigación llegó a un punto de estancamiento que no permite seguir avanzando. Lo que se necesita ahora es que, aquellos que están llevando adelante la investigación, consideren las pruebas arrojadas por el laboratorio pericial de Junín y realicen el tan mentado cambio de carátula. Al menos ese es el deseo de los hijos de Roberto, Matías y Magdalena, para este 2015. 


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