Sábado 17 de Septiembre de 2016
Están repartidos en las tres unidades que, juntas, tienen una capacidad para poco más de 1100 internos. El porcentaje es mayor al del total de la provincia. Hace tres años había 1242 detenidos. Se estima que alrededor del 70% proviene del Conurbano y algo más del 10% serían locales.
La superpoblación carcelaria es uno de los problemas que afronta la gobernadora María Eugenia Vidal dentro del sistema penitenciario bonaerense. De hecho, se dio a conocer hace menos de un mes que se está desarrollando un plan para paliar esa crisis dentro del ámbito judicial correccional de la provincia, con la readecuación de diferentes unidades ya existentes y la construcción de otras nuevas.
Junín, con dos unidades penitenciarias y una alcaidía (que en los hechos funciona como una cárcel tradicional) no escapa a ese panorama crítico.
De hecho, referentes del sistema penitenciario local aseveraron a Democracia que en la actualidad hay más de 1800 internos repartidos en la Unidad Penitenciaria 13 (UP 13), la UP 16 y la Alcaidía Judicial Junín (ex UP 49).
Esto resulta alarmante, habida cuenta de que esos tres edificios juntos están diseñados para albergar a poco más de 1100 internos. Dicho de otro modo, la superpoblación sería de un 60% más que la capacidad máxima de las tres unidades.
Si se toma la situación general de toda la provincia, se advierte que el caso de Junín es mucho más pronunciado, ya que se estima que hay unos 35000 presos en las cárceles bonaerenses, que cuentan con unas 26000 plazas. Es decir que esa población de 9000 internos implica menos del 38%.
Más detenidos
Hace dos años, Democracia publicó un informe estadístico del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación que indicaba que la población carcelaria había aumentado de 668 a 1242 los reclusos en las unidades de Junín entre 2002 y 2013 (ver recuadro).
Tres años después se advierte que el número de internos siguió aumentando a un ritmo mucho más vertiginoso. Es que así como se produjo un incremento similar en los últimos tres años, que en los once anteriores.
Fuentes del servicio penitenciario en Junín afirman que en 2015 se dio un crecimiento de la población carcelaria en las unidades 13, 16 y 49 como nunca se había visto. “Fue impresionante la cantidad de gente que mandaron el año pasado”, resumen.
Es por ello que en la actualidad no es raro encontrar una celda para cuatro reclusos en la que convivan seis, siete y a veces más aun.
Eso trae, como obvia consecuencia, las dificultades propias de la falta de un espacio con las comodidades mínimas.
Personal de años en las penitenciarías locales reconocen que a partir de la gestión de Cambiemos hay más insumos, principalmente en cuanto a la comida.
“Ahora hay carne, verduras, frutas, antes comíamos soja todos los días”, resume un veterano de una de las unidades locales.
Si bien el hacinamiento conspira contra una buena convivencia, aseguran que los problemas de indisciplina y los conflictos son menos frecuentes de lo que se cree. “La gente ve muchas películas”, dicen, irónicos, algunos guardiacárceles.
Lugar de origen
La gran mayoría de los más de 1800 internos de las tres unidades penitenciarias locales no son de la ciudad. De hecho, se calcula que sólo son juninenses entre un 10 y un 12 por ciento de los detenidos.
En tanto, las estimaciones del personal penitenciario indican que alrededor de siete de cada diez reclusos provienen del Conurbano bonaerense. Los principales lugares de procedencia son las localidades de Moreno y General Rodríguez, aunque también hay de La Matanza, Lomas de Zamora y otras.
Esta situación, más conocida en la sociedad local, generó una discusión, que se mantiene en el tiempo, sobre la incidencia de las cárceles en los niveles de delito, dado que se supone que familiares de los presos se instalan en la ciudad y eso generaría más cantidad de hechos.
El debate resurgió semanas atrás cuando se corrió el rumor de que se podría instalar una nueva unidad, algo desmentido desde el propio Servicio Penitenciario. De hecho, se está proyectando la construcción de cárceles en otras ciudades, como Campana, Pehuajó o San Nicolás.
Lo cierto es que el debate sigue vigente y, en ese sentido, personal penitenciario admite que hay familiares que se instalaron en zonas más o menos cercanas a las UP 13, 16 y 49: en las cercanías de Camino del Resero y Pastor Bauman, y en sectores ubicados “del otro lado de la ruta”, que podrían ser los barrios San Antonio o Camino del Resero Norte. Además, reconocen que esta situación podría generar algunos delitos, pero consideran que serían “menores, de raterismo o arrebatos”.
Con todo, desde el servicio penitenciario también relativizan el impacto real que podría tener la instalación de unidades penitenciarias en los niveles de delito. “Ciudades como Pergamino, Chacabuco, Lincoln o Salto tienen un nivel de delito muy alto también y en esos lugares no hay cárceles”, concluyen.
