Miércoles 23 de Octubre de 2013

Un chivilcoyano lideraba una red internacional de narcotraficantes

  • La Razón de Chivilcoy

El Diario Tiempo Argentino tomó de medios internacionales lo que conmocionó a chivilcoyanos que conocían a Alesi, estableciendo que 'los argentinos fueron detenidos por liderar una red internacional de narcotraficantes entre ellos el chivilcoyano Oscar Osvaldo Alesi.

La detención se hizo efectiva en la calurosa y costera Piura, en el norte de Perú, cuando un escuadrón de élite decomisó casi cuatro toneladas de cocaína, compactados en ladrillos y también en su variante líquida, con destino a Letonia'. Alesi, de unos 61 años de edad, nació en Chivilcoy y cursó sus estudios en la Escuela Normal 'Domingo Faustino Sarmiento'.

Se casó y vivió muchos años en nuestra ciudad. Después de separarse decidió radicarse en Mar del Plata donde se dedicó al rubro gastronómico, pero a mediados de 2012 se radicó en Lima. Junto a Alesi se detuvo a otro argentino, Enrique Luis Tato. Ninguno de los dos tenía antecedentes en la Argentina. De acuerdo a la noticia publicada en diferentes medios nacional e internacionales, detallan que el modus vivendis de Enrique Luis Tato, lo tenía como pieza clave de una organización internacional dedicada al tráfico de drogas en cantidades industriales, se acabó cuando en los almacenes de su empresa, una aparente exportadora de productos hidrobiológicos y agrícolas en Piura, en el norte de Perú, un escuadrón de élite decomisó casi cuatro toneladas de cocaína, compactados en ladrillos y también en su variante líquida, con destino a Letonia.

Tato nació hace 50 años en el partido bonaerense de Almirante Brown y cuando tuvo edad de cadete ingresó a la escuela de oficiales de la Gendarmería, agregándole a su temprano carisma formación militar y férrea disciplina, atributos que lo llevaron a Perú en 1995 como custodio del embajador de Argentina en Lima. Se sabe que Tato estuvo dos años en el cuerpo diplomático y nada más. Su mujer, que también sufrió desarraigo por acompañarlo, denunció su desaparición y hasta contrató los servicios de un detective privado para buscarlo en un fracaso que cotizó muy caro. Tato reapareció la semana pasada, esposado, acusado de ser un narco inescrupuloso con contactos que llegarían hasta el poderoso cártel de Sinaloa. La investigación El 8 de octubre25 agentes del grupo especializado 'Escorpión', perteneciente a la División Antidrogas de la Policía Nacional de Perú irrumpieron en la empresa 'San Francisco', ubicada en la comunidad campesina Nueva Esperanza de la ciudad de Paita, en la provincia de Piura, confiados en dar el golpe. Desde hacía un año que las tareas de inteligencia demostraban que desde ese lugar se enviaban importantes volúmenes de droga al extranjero Tato se había instalado en Piura tiempo atrás abriendo la empresa Maersk con la exportación de productos marinos como actividad declarada.

Sin embargo, los investigadores descubrieron que el argentino utilizaba a sus proveedores, empresas de terceros, para el acopio y envío de la droga camuflada en productos legalmente exportables. A la policía no le quedó más que seguir la huella de uno de los camiones de Maersk. Así llegaron a San Francisco, donde la inspección del contenedor HLXU 4767142, que no tenía precinto de seguridad y que estaba con el motor frigorífico funcionando, permitió el hallazgo de 300 paquetes del tipo ladrillo, forrados con cinta de embalaje transparente y recubiertos con algún tipo de grasa, que luego el reactivo químico confirmó como cocaína de máxima pureza con un peso total de 335 kilos y 125 gramos.

Pero el premio mayor se ocultaba en otra partida. Escondida entre aletas y filetes de pota (una especie de calamar gigante) los efectivos encontraron, también congelada, una solución que a simple vista desentonaba con el resto de los productos. Cuando se logró descongelar todo el cargamento el análisis arrojó que se trataba de cocaína líquida con un peso bruto de 3721 kilos. Lo secuestrado, en total, supera las cuatro toneladas. Además del volumen, lo que probó la envergadura de la organización, con su estatus internacional, fue la multiplicidad de nacionalidades contadas entre sus miembros. Junto a Alesi y Tato se concretó la detención de los colombianos Diego Grajales Uribe, Hernán Jiménez Arango, Germán Ortiz Cardona y Edwin Javier Valenzuela Meneses, este último ya condenado por narcotráfico. También fueron apresados, además de los dos argentinos, el mexicano Guillermo Beltrán Félix, el israelí Levy, su mujer y otros seis peruanos, entre ellos, un oficial en retiro del Ejército y un ex oficial de la Marina de Guerra. Todos habían participado del acondicionamiento de la droga en los contenedores que iban a salir a Europa a través del puerto de Paita. El método De acuerdo con lo analizado de las escuchas telefónicas que permitieron desarticular a la banda, tanto Tato como el mexicano Beltrán fijaban el precio, que oscilaba entre los 1600 y 2000 dólares por cada kilo de cocaína introducido en los contenedores para su exportación. Una vez cerrado el trato, el propio Tato era quien solicitaba las inspecciones antidrogas a cargo de Aduanas para darles mayor garantía a sus clientes de que la embarcación resultaría exitosa. Luego del control y camino al puerto, el contendor era desviado a los depósitos de la organización criminal para remplazar el producto legal por cocaína. Antes de continuar el trayecto al puerto, el contenedor era cerrado nuevamente con precintos clonados. Según los especialistas, por la cantidad de droga acumulada que la policía encontró, se estima que provendría del valle de los ríos Apurímac-Ene y Mantaro, una región a los pies de Los Andes, y su traslado se habría concretado mediante la modalidad 'hormiga', es decir, en pocas cantidades, hasta Paita, donde mediante el uso de químicos la droga es convertida en líquido para evitar ser detectada. Allí, en esa ciudad casi fronteriza con Ecuador, vivía Tato, más precisamente en Los Tejidos, un barrio de mansiones donde se instala la clase acomodada. 'No es usual que haya argentinos al frente de una organización que maneja semejantes volúmenes de droga. Por lo general, siempre han sido colombianos y mexicanos los que se han asociado con los peruanos para traficar', explicó un vocero del caso, quien además admite que 'es seguro que la banda haya enviado muchos cargamentos similares o mayores a Europa antes de ser descubiertos'. 'Piura -concluye el investigador-es una zona con mucha actividad narco porque tiene salida al mar y, más importante aún, en las provincias es más fácil sobornar a las autoridades' De acuerdo con la investigación de los policías de Perú, Tato fue custodio del embajador argentino en Lima en 1995. Ese mismo año, en la Argentina -gobernada por Carlos Menem- estalló el escándalo por la venta ilegal de armas a Ecuador, que por entonces mantenía un conflicto con Perú. Según las escuchas telefónicas de las fuerzas de seguridad peruanas, Tato cumplía un rol fundamental en la organización narco: era el encargado de negociar el precio del kilo de cocaína desde su empresa en la ciudad de Piura. Droga secuestrada La cifra 4056 kilos de cocaína, entre sólida y líquida, camuflada en unos contenedores con filetes de pota, un calamar gigante de la zona. El precio de la cocaína introducida en los contenedores para su exportación es entre los 1600 y 2000 dólares por cada kilo.


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