Jueves 10 de Marzo de 2016
Un nuevo caso de abandono y desidia en una vivienda céntrica motivó la intervención de personal de la Dirección de Bromatología y Saneamiento Ambiental, que durante una inspección constató la presencia de más de 120 perros.
El procedimiento se ayer a la mañana en un domicilio de Pinto al 1100, donde no solo convivían decenas de perros, sino también “roedores de todos los tamaños”, señalaron testigos a LA OPINION.
Las condiciones de hacinamiento en las que se encontraban los perros eran aún más graves debido a la cantidad de excremento y el olor permanente que eso emanaba.
Esta situación motivó numerosas denuncias por parte de los vecinos más cercanos que debían convivir constantemente con este olor. Ayer a la mañana, por disposición del Juzgado Civil y Comercial Nº 1, a cargo del doctor Ramiro Guerrico los agentes municipales junto a efectivos de la Policía ingresaron a la vivienda.
Según trascendió de fuentes policiales, la mujer convivía con perros, en su mayoría de raza caniche y algunos mestizos, así como también con gran cantidad de ratas que eran “prácticamente domésticas” comentaron algunos efectivos, que al ingresar a un sector de la vivienda los roedores se les “acercaron en busca de comida”.
El hedor provocó que parte del personal terminara descompuesto a pesar del barbijo que llevaban colocados.
Según los vecinos del lugar venían soportando esta situación “hace tiempo” debido al olor, la presencia de moscas en verano y el ladrido constante de los perros que a veces no dejaban descansar al vecindario. Uno de los habitantes de la zona llegó incluso a “colocar veneno para rata en la vereda, pero al ser advertido por la propietaria de la casa lo sacaba”.
Los 126 perros fueron trasladados a los caniles municipales, mientras la propietaria de la vivienda, que se encontraba presente y en compañía de su abogado al momento de la inspección, fue notificada sobre las actuaciones que se realizaron.
Antecedentes
El hecho recuerda un caso ocurrido en agosto de 2014 en un domicilio de Rivadavia al 1000, donde residían dos personas con cerca de 40 perros.
La casa era habitada por una señora de 74 años y su hijo de 44, el cual poseía una enfermedad mental.
Durante años estas dos personas vivieron en el domicilio en estas condiciones insalubres, con el agravante de que cuatro meses antes se había obstruido la salida a la cloaca y en todos los sectores de la casa se inundaron de líquido cloacal con excremento y orín tanto animal como humano. El padecimiento de muchos vecinos domiciliados en la cuadra e incluso en otras manzanas lindantes que debían soportar a diario este inconveniente, finalizó cuando personal de Veterinaria y Bromatología rescató a 37 perros en muy malas condiciones de salud e higiene y descubrió cadáveres de otros 13 animales totalmente descompuestos, a los que les faltaban partes.
Se presume que debido a la falta de alimentación algunos perros se comían la osamenta de otros que ya habían muerto. Es sorprendente cómo estas personas pudieron sobrevivir en esas condiciones tanto tiempo, debido al foco de infección constante que había en la casa. La situación se tornó insostenible a tal punto que finalmente, después de muchos reclamos, se desalojó el inmueble y se trasladó al morador a un centro de salud mental, el cual se encontraba sucio y con restos de excremento en la ropa y en la piel.