Domingo 9 de Junio de 2013
En ciudades vecinas se llevan a cabo distintas alternativas para estimular el uso de colectivos. Las experiencias arrojan resultados dispares. Además, las estadísticas de accidentes de Junín y otras localidades, y con qué cantidad de personal se cuenta.
La situación del tránsito en la ciudad está pasando por uno de sus momentos más críticos: 13 muertes en el año, más de cinco accidentes por día (a principios de año hubo una baja pero la tendencia se revirtió, como informó este diario), cuestionamientos al trabajo de la Agencia Municipal de Seguridad Vial, y un incremento considerable del parque automotor local (Democracia publicó que en Junín se patentaron 2.300 vehículos sólo en este año), son aspectos de una realidad que se tradujo en preocupación y que será, seguramente, uno de los ejes de campaña en las elecciones que se vienen.
En ese marco, uno de los puntos que se reclaman con mayor insistencia desde el arco opositor, es la implementación de un sistema de transporte público de pasajeros que ayude a desalentar el uso de motocicletas, que se convirtieron en los protagonistas principales de la mayoría de los choques en la ciudad.
Desde el oficialismo, la respuesta a este pedido es que el sistema no es económicamente viable para las empresas y es por eso que fracasaron todos los intentos que se hicieron en este sentido.
Pero el incremento de la cantidad de motos y los problemas que eso trae aparejado, no es un escenario exclusivo de nuestra ciudad.
En otras localidades de la región el panorama es similar y en algunas se apuesta al transporte público -ya existente- para paliar esta situación.
El resultado, como se verá, es dispar.
Pergamino
Por sus características, Pergamino es una ciudad parecida a la nuestra.
Con casi 105 mil habitantes y una superficie similar, las estadísticas marcan que en el tema tránsito los problemas también son semejantes.
La vecina localidad tiene un promedio de poco más de seis accidentes diarios, según los números del municipio, de los cuales, en casi el 75% hay intervención de al menos una motocicleta.
Gabriela Taruselli, secretaria de Gobierno de Pergamino, explicó a este diario que desde el Municipio están trabajando sobre este tema, fomentando el uso del transporte público que ya existe en la ciudad.
Y lo hicieron a través de una ordenanza que denominan de sustitución de transporte riesgoso: “A todos aquellos chicos que van a las escuelas, a veces de a tres o más en motos, o sin las condiciones de seguridad necesarias para circular, los inspectores les hacen un acta que no significa una infracción, sino que se les da la posibilidad de que circulen en la forma que corresponde, o bien, puedan obtener de forma gratuita el boleto para el transporte urbano de pasajeros”.
Esta medida está destinada no solo para las motos, sino también para carros, dependiendo de dónde esté emplazado el establecimiento educativo.
La norma se está aplicando de manera progresiva, con un trabajo de concientización e información previo, y, finalmente, en caso de que el infractor no se adecue a la reglamentación, entonces sí, se retiene el vehículo.
Al momento de evaluar la marcha de este programa, la funcionaria asegura que “hay quienes adoptan esta sustitución de transporte riesgoso”.
La empresa de transporte público pergaminense es privada, y estos boletos para la sustitución de transporte riesgoso los paga la Municipalidad. En tanto, la Comuna también se hace cargo del boleto estudiantil gratuito para todos los estudiantes secundarios de escuelas públicas.
Para paliar las dificultades en el tránsito, en Pergamino se firmó, además, un convenio con la Dirección de Política y Seguridad Vial de la Provincia y la Universidad Tecnológica Nacional, por medio del cual, se estableció la implementación de un observatorio vial.
“La Provincia nos ha dado dos camionetas -cuenta Taruselli- , nosotros compramos el equipamiento, y ya tenemos funcionando en la ciudad de manera preventiva dos radares móviles de control de velocidad, y además, a través de este convenio estamos generando una reformulación del Tribunal de Faltas, cambiando el software y el sistema de infracciones, los inspectores municipales están siendo capacitados para la utilización de tablets, y vamos a tener radares fijos y fotomultas para otras situaciones graves que tenemos en la ciudad, como son el paso con semáforo en rojo y el adelantamiento y giro a la izquierda en doble línea amarilla”.
Chivilcoy
En cuanto a su superficie, Chivilcoy también es una ciudad similar a Junín, aunque tiene poco más de 64 mil habitantes, a diferencia de nuestros 90 mil.
Sin embargo, el mapa accidentológico municipal, muestra que la realidad es bien distinta: según las estadísticas oficiales brindadas por el Municipio a este diario, allí se produjeron -en promedio- 11 accidentes por mes entre enero y mayo, una cifra que aquí se alcanza en sólo dos días.
No obstante, el tema empezó a “estar caliente” en la localidad a partir de tres muertes producidas en este año en distintos choques protagonizados por motocicletas.
Es que, más allá de los números, las motos también configuran una preocupación para las autoridades chivilcoyanas, como explica su director de Tránsito, Darío Frediani: “El principal problema que tenemos es la gran cantidad de motos que hay. El parque automotor ha crecido muchísimo, hay más de 30 mil motocicletas registradas y eso trae aparejado una gran cantidad de accidentes. Hay un tema cultural en esto, se ha hecho un hábito de regalarle un ciclomotor a los chicos de 15 años, madres que llevan tres o cuatro chicos al colegio en una moto, madres que le van dando el pecho al bebé en la moto y por eso hay muchos accidentes”.
En ese contexto, las autoridades municipales también apostaron al transporte público. Chivilcoy es otra de las ciudades de la región que cuenta con un servicio de colectivos que era privado y, desde hace un lustro aproximadamente, intervino el municipio convirtiéndola en una empresa mixta.
Sin embargo, Frediani lamenta que los vecinos no se apropien de ese transporte público: “Es una discusión que tengo con las madres. Los chicos tienen pasaje gratis para concurrir al colegio y, aun así, no utilizan los colectivos y prefieren ir con cuatro chicos en moto. Los mismos inspectores les dicen en los colegios, pero se niegan”.
Con todo, el Ejecutivo también promovió una modificación de ordenanza que habilita el secuestro y la retención de la moto por 60 días a las personas que conduzcan sin casco, sin seguro, sin registración u otras faltas similares.
“Acá hay que hacer un trabajo a largo plazo para cambiar la mentalidad de las personas para que se use el casco, porque por más rigurosas que sean las medidas, falta generar ese hábito”, concluye el funcionario.
Lincoln
A 50 kilómetros de Junín, en Lincoln también viven una problemática similar, aun cuando aquella localidad sea un poco más chica.
Francisco Basterreix, director de Tránsito de la Comuna, confirma que el promedio de accidentes en donde hay motocicletas involucradas es de entre 40 y 50 por mes. “La cifra era mucho mayor, pero la fuimos reduciendo”, asegura, aunque también señala que en este año se produjeron dos muertes por estos choques.
En ese marco, para combatir esta situación, además de hacer operativos en diferentes puntos de la ciudad, acompañados de la Policía, se está pensando en modificar el mapa educativo: “Uno de los puntos que tenemos acá es que en 20 cuadras tenemos todas las escuelas, lo cual implica que a la hora de entrada y salida de los chicos, la zona está llena de motocicletas. Hay algunos barrios periféricos que han crecido mucho, particularmente, en uno de ellos hay 750 chicos y en otro 650, entonces estamos estudiando la posibilidad de hacer dos escuelas, una en cada sector, como para ‘sacar’ motos del centro”.
Sin transporte público y sin posibilidad de implementar este servicio, Basterreix asevera que “para bajar la cantidad de accidentes lo que hay que hacer es educación, control y sanción”.
Por esta razón, están trabajando en mejorar los exámenes para quienes sacan su licencia de conducir: “Para los chicos de 17 años que van a empezar a manejar, tenemos un curso de educación vial que dura un mes y el último día se les toma un examen riguroso, de 64 preguntas”.