Martes 11 de Abril de 2017

JUGADORES COMPULSIVOS

Ludopatía: cada vez son más los adictos al juego que llaman para pedir ayuda

  • El Dia

Casi el 70% de quien busca iniciar un tratamiento es el propio jugador. Más de 1800 ya pidieron en la Provincia que no los dejen ingresar a las salas de juego.

Máquinas tragamonedas, ruletas electrónicas, punto y banca, póker, bingo. Entrar al mundo de los adictos al juego es entrar a un mundo de historias que parecen irreales y mentiras que de tan repetidas hasta su propio autor las termina creyendo. Los jugadores, muchas veces, juegan hasta quedar sin nada y, préstamos mediante, vuelven a jugar para recuperar lo perdido, en una espiral que no parece tener comienzo ni tampoco final. En la provincia de Buenos Aires, el programa específico atiende a más de 600 jugadores compulsivos por año. Y mientras los expertos en adicciones aseguran que los casos aumentan porque creció la cantidad de salas de juegos y hay ofertas de apuestas en Internet, las autoridades del programa bonaerense confirman que más de 1800 personas ya pidieron que nos las dejen entrar más a los bingos o casinos y, además, que el número de jugadores que llaman para consultar por su adicción o pedir un tratamiento aumentó en los últimos dos años.

La proliferación de bingos y casinos y el fácil acceso a los juegos online, donde se apuesta sin controles ni horarios, atraen a mucha gente que sin ese estímulo no se habría interesado por el juego: jubilados, amas de casa, chicos muy jóvenes y desocupados.

Según los datos oficiales, entre los jugadores la mayor adicción está referida a las máquinas tragamonedas con el 64% de los casos, seguida de lejos por la ruleta electrónica con el 13,5% y, más atrás, con el 8,1%, la ruleta común (ver gráfico).

“El desafío es realizar un trabajo interdisciplinario y en equipo, debido a la complejidad de la problemática”, apunta la psicóloga Andrea Romano, coordinadora general del Programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo de la Provincia y para quien “se debe pensar en dispositivos efectivos de acuerdo a la singularidad del caso y a los diferentes momentos que el paciente transita en su proceso de habilitación: individuales, grupales, familiares. Este trabajo se viene realizando en los diez centros de atención gratuita con los que cuenta el programa”.

Hombres que lo perdieron todo. Mujeres que no pueden dejar de ir cada noche a la sala de bingo y apostar y apostar como si en aquellos se les fuera la vida. Cada vez son más los pedidos de ayuda que pueblan la línea del Programa bonaerense, donde todos los meses se recibe un promedio de cien llamadas de hombres y mujeres que buscan una solución a su adicción compulsiva al juego. En ese punto, los responsables del área mencionan un cambio respecto a mediciones anteriores: mientras que en 2014 el 57% de los que llamaba para pedir ayuda era el propio jugador, ahora ese número subió al 69%.

Este sistema se puso en marcha en septiembre de 2005. Desde entonces hasta febrero pasado -fecha en que se hizo el corte estadístico-, el servicio atendió un total de 7.395 personas, de las cuales el 13,6% corresponde a La Plata. “Los ludópatas no juegan para divertirse -aseguran quienes estudian el tema-, ni siquiera para ganar. Juegan para jugar. Y aunque suene paradójico, juegan para perder: pierden plata, pero también tiempo y la confianza de sus seres queridos. Estas pérdidas reafirman su sentimiento de culpabilidad, que luego tratan de aliviar con una nueva apuesta”.

Al tratamiento llega un arco de pacientes que va desde los 18 hasta los 80 años, pero son los cuarentones la franja más vulnerable a la ludopatía. Los más jóvenes, se apunta, son los que se vuelven adictos mediante Internet, un factor que preocupa cada vez más a los especialistas.

Un trabajo reciente presentado por la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar), de hecho, asegura que cerca de la cuarta parte de los que juegan online pueden desarrollar un uso patológico y alerta, a la vez, sobre la incidencia de estos juegos entre los más jóvenes. “Estamos detectando que el segundo problema es el juego online y cada vez estamos viendo a más jóvenes de 20 años que llegan a las asociaciones en busca de tratamiento”, apunta Máximo Guitérrez, titular de Fejar y uno de los responsables del estudio.

Para quienes estudian el tema, la proliferación de bingos y casinos y el fácil acceso a los juegos online, donde se apuesta sin controles ni horarios, atraen a mucha gente que sin ese estímulo no se habría interesado por el juego: jubilados, amas de casa, chicos muy jóvenes y desocupados que encuentran en una máquina tragamonedas una manera de matar el tiempo y, por qué no, evadirse de otras frustraciones y problemas.

Lo que dicen en Fejar encuentra eco en las palabras de otra especialista en el tema, la psicóloga Mariela Vico Díaz, para quien la oferta de casinos, bingos, máquinas tragamonedas y lotería se multiplicó a niveles que escandalizan y que, según su visión, “ponen al descubierto una doble moral por parte del Estado, quien por un lado lanza un programa para ayudar al ludópata y su familia y, por el otro, promueve que las salas de juego se sigan expandiendo como un negocio millonario. Es tan evidente que decirlo resulta obvio, pero vemos, por ejemplo, que hay un Estado que quiere atacar la cultura del tabaco y propone lugares libre de humo. A todos nos parece bien y políticamente correcto, pero cabría preguntarse por qué no pasa lo mismo con el alcohol y la ludopatía, que son adicciones socialmente aceptadas y acaso mucho más dañinas. Tal vez la respuesta habría que buscarla en las sumas de dinero que, en este caso, se mueven detrás de los bingos, los casinos y las agencias de lotería”.

La ludopatía ha sido definida como un impulso de carácter irreprimible que se concentra en el juego de apuestas. Se manifiesta aunque exista conocimiento de los perjuicios que origina y es más fuerte que el deseo de inhibirlo. Por lo tanto, se trata de una perturbación en la capacidad de control del sujeto que tiene semejanza con las adicciones, si bien en este caso no hay ingestión de sustancias

Quienes abordan la problemática aseguran que, aunque compleja, la ludopatía es una patología que puede curarse, y que esa recuperación comienza con el propio tratamiento. Para lograr resultados positivos, se asegura, lo aconsejable es que intervenga un psiquiatra, que es el profesional adecuado para detectar la patología de base y tratarla. En los últimos tiempos, como se dijo, la tecnología, las salas de juegos de azar, los videos juegos se han incrementado a la par que esta patología ha comenzado a aparecer con más frecuencia en los consultorios psicológicos. En 1992, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su clasificación internacional de Enfermedades, reconoció la Ludopatía o “Juego compulsivo” como un trastorno. El Manual Diagnóstico y Estadístico (DSMIV) de la Asociación Americana de Psiquiatras (APA) lo clasifica como un trastorno del control de los impulsos y define como el comportamiento de juego des-adaptativo, recurrente y persistente que afecta la vida personal, familiar o laboral. Según se explica, el adicto al juego desarrolla una incontrolable necesidad de desafiar al azar y experimentar a la vez la adrenalina que le brinda la posibilidad de perderlo todo. Se trata de una patología que afecta a quienes son vulnerables y tienen la creencia de que le pueden ganar al azar. Los estudios sobre el tema indican que entre el 1 y el 2% de la población está predispuesta a sufrir este trastorno.

Llamá al 0800-444-4000 de lunes a viernes de 9 a 20hs.
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