Miércoles 25 de Septiembre de 2013
Los lotes ubicados en Cerrito Colorado, el Camino al Balneario, la avenida de Circunvalación y Los Almendros son algunos de los más buscados. La tranquilidad y los espacios más amplios marcan las preferencias de los nuevos propietarios.
Cada vez más familias juninenses eligen establecerse en las diferentes zonas de quintas de nuestra ciudad y mantenerse alejadas de los ruidos y complicaciones propias del casco urbano.
Aunque las distancias suelen resultar una complicación a la hora de cumplir con las obligaciones diarias, la tranquilidad que brinda el contacto con la naturaleza y las amplias dimensiones de los lotes, hacen que hoy muchos prefieran hacer el esfuerzo y recorrer varios kilómetros para ir a trabajar o llevar a los chicos a la escuela.
Desde las inmobiliarias locales indicaron que el proceso de “emigración” hacia las zonas de quintas se viene dando desde hace algunos años y afirmaron que otro de los factores que llevan a elegirlas es el costo de los terrenos y de las viviendas, notablemente inferiores a los que se encuentran en el centro de la ciudad.
“Este es un proceso que se viene dando en los últimos años, producto de varios factores”, afirmó el martillero Daniel Di Palma, y detalló: “En primer lugar, el deseo de las familias de vivir en espacios verdes más amplios; en segundo lugar, por la menor valoración de los terrenos respecto de los lotes ubicados en áreas urbanas; y en tercer lugar, porque hay más desarrollos inmobiliarios en esas zonas”.
Entre los barrios más buscados, el profesional destacó a Cerrito Colorado, el Camino al Balneario, Circunvalación y Ruta 188; y las zonas del Golf Club y Neogas.
“Hay ofertas de lotes y viviendas de diferentes precios, de acuerdo a la cantidad de metros cuadrados y a los servicios de que se dispone. En general, casi todos esos barrios cuentan con todos los servicios”.
Por su parte, Hugo Retta, de la inmobiliaria que lleva su apellido, dijo: “Hemos tenido algunos pedidos en Agustina, Roca, Saforcada. Incluso se han construido casaquintas en Agustina. La razón es que los precios son mucho menores que en Junín”.
En cuanto a las quintas de la zona del Camino al Balneario y el Cerrito Colorado, en tanto, afirmó que son “muy buscadas”, aunque adujo que los costos son más elevados que en las localidades, también en auge.
Tranquilidad y seguridad
Romina vive en la calle Aconcagua, en Cerrito Colorado, desde hace 25 años. Y si bien asegura que las condiciones de seguridad “ya no son las mismas”, sigue eligiendo el barrio que la vio crecer.
“Por ahí cuando yo era chiquita jugábamos en la calle, algo que ahora no se puede hacer. Pero en relación a la ciudad es totalmente tranquilo”, afirmó la mujer y agregó: “Acá te conocés con todos los vecinos, es como una comunidad y eso es otra ventaja”.
La joven vive en un lote de 20 metros por 50, lo que, entre otras cosas, le permite darle libertad a los chicos que circulan en la vivienda y mantenerse aislada de los ruidos molestos generados por vecinos y transeúntes.
Sin embargo, la multiplicación de viviendas en construcción empezó a cambiar algunos hábitos de la familia, que ahora debe preocuparse más por resguardar su intimidad.
“Cada vez hay más construcciones y todos los días se compra algún lote y empiezan a construir. Yo estoy comprando plantas altas para poner atrás, porque están haciendo casas de dos pisos y ya me queda el patio más descubierto”.
Entre las desventajas de vivir en el lugar, Romina mencionó la falta de transporte público y el intenso tránsito de los fines de semana, cuando los autos y motos circulan a gran velocidad.
Por su parte, Nicolás del Río, de 27 años, que está construyendo su vivienda en Proyecto Alvear, contó en diálogo con este diario que compró el lote “en enero de 2012, cuando valía unos 60 mil pesos”, y hoy vale “el doble”.
“Una vez que compré el lote, pude acceder a un crédito Pro.cre.ar, mi hermano me ayudó a hacer la instalación eléctrica –porque si no, es imposible-, un amigo me ayudó con la obra de herrería y ahora otro amigo me va a ayudar con la pintura”, manifestó el joven, que es chofer y trabaja en una empresa radicada en el Parque Industrial de Junín. “Compré el terreno como inversión, pero ahora me voy a venir a vivir”, adelantó.
Con respecto a la seguridad, una preocupación de muchas personas que dudan sobre si ir o no a vivir a las afueras de la ciudad, Del Río afirmó: “Esta zona es segura, además va a haber seguridad privada en el barrio”.
Aldo López, vecino del Barrio Real, también destacó el crecimiento de las edificaciones en las afueras de la ciudad y ejemplificó: “En mi manzana creo que solamente quedan dos lotes. Es impresionante lo que se está construyendo”.
Según López, uno de los factores determinantes a la hora de elegir vivir en una quinta es el económico, ya que los lotes se consiguen “mucho más baratos” que en la ciudad.
“Un lote bueno, de 16 por 31 metros, en el Barrio Real, sale 23 mil dólares oficiales; y en la ciudad tenés que hablar de 30 mil o 40 mil dólares. La diferencia es mucha”, dijo.
En otro orden, relativizó la distancia existente entre las quintas y el casco urbano y dijo que “del Barrio Real al centro, se tarda en promedio 12 minutos”.
De todos modos, recalcó la necesidad de las familias de contar con uno o dos vehículos propios, sobre todo cuando hay chicos, que deben asistir diariamente a la escuela y otras actividades.
Entre las ventajas de vivir en el Camino al Balneario, destacó “la tranquilidad de las mañanas” y la seguridad, ya que los dos patrulleros del destacamento que funciona en la Laguna “pasan constantemente” por el sector.
Agustina, quien compró un lote en el barrio Los Almendros y comenzará a construir gracias a un crédito Pro.Cre.Ar., también justificó su elección en la tranquilidad.
“Lo que nos gustó de vivir en un lugar más alejado es poder evitar el ruido y el trastorno de la ciudad”, dijo, y admitió: “Y aparte porque un lote en el barrio Los Almendros es mucho más económico que pagarlo en la ciudad, que es poco accesible. La diferencia es muchísima”.
Finalmente, Solange, quien desde hace cinco años vive con su marido y sus dos hijos en el barrio del Parque Industrial –frente a Proyecto Alvear-, contó: “Nosotros elegimos esta zona por la tranquilidad y el espacio físico, para que los chicos estén afuera. Acá tenemos gas natural, así que tenemos las mismas comodidades que en la ciudad”.
“El único problema es el trayecto que tenemos que hacer todos los días, por las actividades de los nenes. Por acá no pasa más que un colectivo, así que tenemos que tener movilidad propia sí o sí”.
Respecto de la seguridad, dijo que “nunca tuvo problemas” y agregó: “Cuando nosotros vinimos a vivir acá, éramos los segundos de la manzana, ahora nuestra cuadra está toda edificada”.
