Martes 22 de Diciembre de 2020
Ocio
Azul, una síntesis cultural nativa criolla inmigrantes
La localidad bonaerense es un destino ideal para hacer un repaso por la historia. Arquitectura, naturaleza y un monasterio de estilo medieval.
Ubicada en el centro de la provincia de Buenos Aires, la ciudad de Azul cuenta con una interesante historia por descubrir plasmada en sus construcciones arquitectónicas y museos, tanto así como paisajes verdes muy variados. El partido constituye una verdadera síntesis cultural nativa, criolla y de inmigrantes. Y su nombre proviene del arroyo Azul, de gran belleza natural, que cruza toda su geografía.
Azul nació como un fuerte para desplazar a los indios y traer “civilización” a las tierras desérticas de un país recientemente conquistado. Su favorable ubicación era centro comunicacional de actividades económicas y de gobernantes que planeaban avanzar hacia el sur desértico.
Enviado con órdenes especificas del gobernador Juan Manuel de Rosas, el Coronel Pedro Burgos llegó a la vera del arroyo conocido como Calvú Leovú con la intención de establecer allí un fuerte que sirva como nueva frontera con los “dominios de los indios”.
Adoptando para el reparto de las tierras el modelo de Suertes de Estancias, el Fuerte San Serapio Mártir del Arroyo Azul fue erigido, además, para servir de protección y nucleamiento de los nuevos pobladores. Un siglo después, Bartolomé Ronco y otros historiadores como Vicente Porro, subsanaron la carencia de una fecha fundacional para la localidad, determinando a través de diversos cálculos que Azul probablemente nació el 16 de diciembre de 1832.
Párrafo aparte merece Ronco, un recordado coleccionista y benefactor fallecido en 1952, quien reunió en su casa la colección de ediciones cervantinas más importante de la Argentina y una de las más completas fuera de España. Incluye más de trescientas colecciones de El Quijote –las hay hasta en japonés y en guaraní– y valiosos fondos literarios de los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, así como láminas, ilustraciones, diarios, revistas y piezas.
Claro que la Colección Ronco reúne no sólo las ediciones de El Quijote y otras obras cervantinas, sino también valiosas piezas de platería gauchesca y mapuche además de diversos objetos atesorados por él y posteriormente donados por su viuda a la Biblioteca Popular de Azul, otro centro neurálgico de la vida cultural de la ciudad, que hoy se llama Bartolomé J. Ronco y que data de 1892.
Paseos naturales
Su arquitectura ecléctica se expresa en innumerables manifestaciones urbanas, como el curioso legado de obras de estilo art déco del arquitecto Francisco Salamone, realizadas por encargo del gobernador Manuel Fresco entre 1936 y 1940. Uno de las obras que cualquier visitante que llega hasta allí “se apura” en ver, es la monumental imagen del Ángel Exterminador de 22 metros de altura, y puerta de ingreso al cementerio local.
Pero Salamone, quien desarrolló su obra en varias ciudades de la provincia en los años 30, dejó su impronta en la localidad de unos 65 mil habitantes no sólo en el cementerio, sino también en la plaza San Martín, epicentro de la ciudad. Rodeada de los edificios más emblemáticos de la ciudad, la plaza presenta características destacadas, como el baldosado cuyo diseño responde a un criterio de doble simetría axial que combina líneas rectas y curvas en su trazado en tres colores. La plaza diseñada en 1936 e inaugurada tres años después cuenta con un total de 48 bancos en 3 modelos conformados por piezas premoldeadas al igual que los dos modelos de las 34 farolas existentes.
En tanto, los espacios verdes están tratados con diversidad de recursos: copones, canteros con flores, caminos irregulares de granza con diseño orgánico y variedad de coníferas. El sitio por excelencia en este sentido es el Parque Sarmiento, tradicional paseo de los vecinos de la ciudad y atractivo turístico por excelencia, con 22 hectáreas de superficie y el diseño del paisajista Carlos Thays.
Ubicado a los márgenes del arroyo Azul, el Parque Sarmiento también tiene la huella del arquitecto Salomone, autor del pórtico principal al área. Además de contar con 250 especies arbóreas exóticas y arbustos ornamentales, el parque cuenta con un distinguido contenido escultórico de mármol de Carrara, el Patio Andaluz, la Isla de los Poetas, senderos interiores y otros atractivos admirados por los turistas.
A unos 42 kilómetros del centro de la ciudad se encuentra una de los mayores atractivos de Azul: La Abadía Nuestra Señora de los Ángeles, un monasterio trapense de estilo medieval, sin ornamentaciones, con arcos de medio punto y ventanas circulares por donde la luz natural ilumina el templo principal, y que fue el primero en América Latina.
Esta abadía pertenece a la orden benedictina de la Estricta Observancia, lo que implica estricto silencio, y los visitantes disponen de un parque e ingreso a la Casa de Retiros y a la iglesia para la misa y oficios litúrgicos, pero no entran al monasterio ni se les ofrecen visitas guiadas. Asimismo, elaboran miel, mermeladas, productos aromáticos y de herboristería, objetos artísticos, se dedican a la ganadería y a la producción láctea.
En las sierras que rodean al edificio medieval se pueden visitar el Cerro La Armonía y La Crespa, un viejo dique, una moledora de piedra granítica, y la Estancia Los Ángeles. (DIB)
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