Martes 11 de Febrero de 2014

Lo que el agua les dejó: tras la inundación muchas familias emprendieron el regreso a sus hogares

  • La Opinion Pergamino

Los damnificados perdieron muchos de los elementos indispensables para organizar nuevamente la vida cotidiana. A medida que se van desocupando los centros de evacuación comienza la necesidad de atender otras aristas y consecuencias del temporal que azotó a Pergamino.

Pergamino

El regreso a casa significa para muchas familias encontrarse con la cara más dura de su realidad.

Superada la instancia aguda de la contingencia tras las inundaciones que azotaron a Pergamino, durante la jornada de ayer e intensificando un proceso que había comenzado durante el fin de semana con el cese de las precipitaciones, muchas de las familias afectadas por el temporal emprendieron la difícil tarea de la “vuelta a casa”, con todo lo que ello implica en cada historia tanto individual como colectiva. Regresaron a hogares contaminados, con estructuras en algunos casos precarias dañadas severamente por el paso del agua. Encontraron sus espacios de vida cotidiana contaminados y aunque en su mayoría llegaron asistidos con la provisión de elementos de primera necesidad que les dieron en los centros de evacuación, nada alcanza para resolver en lo inmediato lo que el agua les dejó.

Algunos con gratitud, otros con malestar, todos coincidieron en señalar la necesidad de “volver” a sus hogares. Casi todas las familias comprometidas por este fenómeno climático tienen niños pequeños, hijos y nietos, y todos por igual sienten la impotencia de ver cómo el agua les llevó las pertenencias que no pudieron resguardar y les dejó una realidad cruda en la que viven, a veces de extrema pobreza.

De acuerdo a cifras oficiales, el número de evacuados que ayer a la mañana era de 60 personas en Pioneer y de 57 en el Centro de Desarrollo Comunitario del barrio José Hernández, fue descendiendo hacia la tarde, producto de las condiciones climáticas que posibilitaron el regreso. Al cierre de esta edición las cifras oficiales indicaban que apenas algunas familias permanecían evacuadas en el centro Pioneer, donde según señalaron desde el Gobierno de Pergamino “existen mejores condiciones de infraestructura como para contenerlos hasta que puedan regresar a sus hogares”.

 

Atender la salud

Por estas horas, a la par de cuantificar las pérdidas materiales de cada familia y sector afectado, el tema que ocupa la mayor atención es el que tiene que ver con la cuestión sanitaria, por cuanto la salud de la población puede verse seriamente comprometida por consecuencias asociadas a la contaminación que produjo la inundación.

Especialistas que trabajan en atención primaria consultados por LA OPINION coinciden en señalar que hasta 5 años después de un fenómeno de estas características pueden aparecer enfermedades que antes no existían en la zona.

La mirada está puesta sobre la prevención de estas posibles enfermedades y sobre la atención de las patologías que se detectaron en la emergencia y que en su mayoría eran “preexistentes”, según señalaron a LA OPINION médicos que trabajaron en la contingencia.

 

Acompañarlos en el regreso

Cumpliendo con las recomendaciones brindadas la semana pasada por el doctor Luis Crovetto, director de Atención Primaria del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, a medida que las familias se iban retirando de los lugares de evacuación, se les entregaron productos de limpieza, fundamentalmente lavandina, y se le dieron instrucciones sobre cómo iniciar el proceso de higiene de sus hogares para minimizar los impactos de la contaminación.

Damnificados consultados por LA OPINION ayer en una recorrida por los barrios José Hernández y John Kennedy,  uno de los sectores más afectados por la inundación, señalaron que además de alimentos no perecederos y ropa, les dieron una botella de cloro con la indicación de cómo diluirlo tanto para limpiar las casas como para potabilizar el agua para consumo.

Algunas familias manifestaron su preocupación porque si bien recibieron leche en polvo no tienen agua mineral y refirieron el temor de prepararla con “agua de la canilla que puede estar contaminada”.

Asimismo y como sucede siempre en este tipo de contingencia, en algunos sectores había cierto malestar por la provisión de colchones, y se quejaron porque “los que nos dieron no alcanzan para todos”.

Con respecto a la comida, la mayoría se mostró agradecida por la disposición con la que en los centros de evacuación se entregan las viandas, aunque resaltaron el deseo que muchos de ellos tienen de “poder cocinar en nuestra casa”.

Para eso, y para que la vida cotidiana vuelva a la normalidad, resta ponderar y cuantificar el daño de muchos de los electrodomésticos que cada cual tenía en su casa. De acuerdo a lo relevado por LA OPINION en la charla con vecinos muchos perdieron heladeras, camas, televisores, sillas, mesas y otros elementos para el funcionamiento normal del hogar.

 

Relevamiento

Durante la jornada de ayer y mientras muchas familias regresaban a sus hogares, asistentes sociales del Municipio realizaron un relevamiento de la situación de cada vivienda afectada. 

En diálogo con LA OPINION, trabajadores sociales confiaron que en su mayoría las pérdidas fueron importantes en lo que hace a muebles, ropa y colchones, en algunos casos por el ingreso del agua a los hogares -fundamentalmente en las viviendas lindantes con el arroyo Pergamino- y en otros por filtraciones o goteras.

Al cierre de esta edición desde el Municipio confirmaron que se está trabajando en la logística para coordinar cómo se hará la entrega de los elementos que se recibieron en Cáritas y señalaron que hasta tanto se defina esa dinámica, las familias que necesiten con urgencia algún tipo de asistencia, podrán acudir al Centro de Atención Primaria de la Salud más cercano para hablar con la asistente social que atenderá el pedido y hará la derivación a Cáritas en caso de que resulte necesario. 

Una tarea compleja

Más allá de lo que se hizo desde el aspecto formal para brindar asistencia, volver a casa no resulta una tarea simple. El problema de la inundación no se va con el agua. Lo que subyace es la zozobra de condiciones climáticas amenazantes, y la impotencia de ver cómo una vez más el agua puso en evidencia la condición de vida de muchas familias de Pergamino que habitan en lugares donde el agua los alcanza, en viviendas precarias, con necesidades básicas muchas veces insatisfechas y con una mirada social que parece advertirlo sólo cuando un fenómeno en este caso natural se expresa con crudeza.

Un dato preocupante

Además de las pérdidas materiales que acarrea una inundación, la contaminación y la posibilidad de aparición de distintas enfermedades irrumpe en el escenario como la principal amenaza. Del testimonio de los diversos especialistas consultados por LA OPINION se desprende un dato unánime: durante 5 años pueden aparecer enfermedades que no existían antes del fenómeno. No resulta una información menor, a la luz de las complejas situaciones sociales y habitacionales que afrontan quienes han sido afectados por el temporal y por el impacto en la comunidad que supone esto desde el punto de vista sanitario y epidemiológico. 


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