Jueves 8 de Agosto de 2013
San Cayetano dejó su ermita del barrio 25 de Mayo y recorrió las calles portado por los fieles, llegando a la Parroquia de Porres.
La imagen del Santo no pesa tanto, pero significa mucho. En el templo de Liniers, hay quienes pasan jornadas enteras acampando en espera del primer minuto de cada 7 de agosto para ingresar y rezar ante el Patrono del Trabajo.
En Bragado, la ermita está ubicada en la plaza del barrio 25 de Mayo. Allí se agruparon ayer los vecinos, como otros años, para participar de la procesión que presidió el Padre Liborio, caminando con la gente, en medio de las oraciones y la recordación de los sagrados misterios.
El sacerdote que ofició Misa en la Parroquia al final del recorrido, recordó palabras del Papa Francisco relacionadas con la paz, tan necesaria. Por cuestiones de hondo contenido, se pidió a lo largo de la marcha. La Cruz que encabezó la procesión fue portada por Miguel Gallo, uno de los testigos del histórico encuentro con los jóvenes en Río, hace muy pocos días.
San Cayetano se ordenó sacerdote en 1516, dedicándose a cuidar enfermos y proteger a los pobres, entregando toda su fortuna para ellos. Murió 30 años más tarde, dolorido por la falta de fe de las personas.
Justamente en estos tiempos, se asiste a un indudable reverdecimiento de la fe por influencia del Papa Francisco, nacido en nuestro país que, al conocer su nominación, rogó especialmente por los pobres.
Dentro de un clima especial, en la víspera se rezó para reforzar los anhelos del llamado “Santo del pan y del trabajo”. Buena cantidad de fieles acompañó la procesión por las calles del barrio, hasta llegar al templo.
