Miércoles 25 de Septiembre de 2013
La feligresía participó de la procesión, que unió la parroquia del Carmen con la Iglesia Principal, y luego de la celebración de la eucaristía que fue oficiada por el padre Carlos Miri.
Ayer la ciudad se vistió de fiesta ya que se celebró el Día de Nuestra Señora de la Merced, patrona de Pergamino. Por este motivo la ciudadanía se congregó en torno al templo para expresar a María la devoción y el amor que despierta en cada feligrés.
La culminación de la novena efectuada a la Virgen se dio, a diferencia de otros años, con una murga que partió de Avenida de Mayo y San Nicolás y llegó a la Iglesia Principal a la medianoche, momento en que la Virgen salió a saludar a los feligreses al son del repiqueteo de campanas. Luego se realizó un momento de oración.
El cronograma de actividades ayer comenzó desde temprano ya que a las 7:30 se ofreció la primera misa. A las 16:00 se llevó a cabo la solemne procesión con la sagrada imagen de la Virgen por la ciudad. Este año, con el objetivo de que las comunidades religiosas de los templos participaran activamente en la fiesta de la patrona, la caminata partió desde la parroquia Nuestra Señora del Carmen, Italia y Solís del barrio Centenario, para llegar al templo. Allí, en el altar el párroco de la Merced, Carlos Miri, ofició la misa que fue concelebrada por los sacerdotes de la ciudad
Por otra parte, a las 19:30, se ofició la última celebración de la eucaristía en la que la imagen de la Virgen fue trasladada nuevamente a su camarín.
Protectora de la ciudad
Cientos de fieles y de devotos de distintos puntos de la ciudad de Pergamino se congregaron ayer en las puertas de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, Italia y Solís, para participar de la procesión con la Patrona de Pergamino. Minutos después de las 16:00 la imagen de la virgen, trasladada en un carromato que dirigían algunos voluntarios, encabezó la peregrinación. En ese momento la feligresía empezó a saludar a la Santa Protectora de la ciudad. Agitando sus pañuelos y al compás de cánticos evangélicos los cristianos expresaron su devoción y amor a María.
La procesión fue presidida por un grupo de monaguillos que fueron acompañados por representantes de las colectividades con ámbito de acción en la ciudad. Junto a ellos peregrinaban numerosos párrocos de las iglesias pertenecientes al partido de Pergamino. La imagen de la Virgen fue acompañada por los fieles de la ciudad quienes emprendieron la caminata desde el barrio Centenario, por Juan B. Justo, hasta llegar al templo.
Durante la procesión los ciudadanos presentaron a la Virgen sus intenciones, también se expusieron reflexiones en torno al lema “María ayúdanos a crecer en la fe”, y entonaron cantos en homenaje a la Madre del Salvador.
Santa Misa
Luego de la recorrida la Virgen fue entronizada en un altar preparado en el templo especialmente para la ocasión, en el cual se ubicaron los elementos para concretar la celebración de la eucaristía.
La llegada de la Virgen a las escalinatas fue uno de los momentos más emotivos, con los ciudadanos agitando sus pañuelos reverenciando a la protectora de nuestro medio, gesto que acompañaron al compás de cantos de alabanza.
Las grandes dimensiones del templo fueron copadas por los fieles dispuestos a participar del encuentro eucarístico. La misa fue presidida por el padre Carlos Miri y concelebrada por los sacerdotes de las parroquias de la ciudad.
Con posterioridad a las lecturas de los escritos bíblicos correspondientes a la fecha, el párroco expresó palabras alusivas a la jornada religiosa en honor a la Virgen.
Luego de la celebración de la misa los fieles emprendieron el regreso llevando en sus corazones la felicidad que María supo imponer en cada uno de ellos.
Protección de la Madre
Luego de escuchar las lecturas y el evangelio correspondientes al día, el padre Carlos Miri se refirió, en primer lugar, a la lectura de las Bodas de Caná para más tarde instar a los feligreses a “mirar a Merceditas” para efectuarle nuestras peticiones. “Hay en este evangelio dos frases muy importantes para destacar: ‘No tiene más vino’ y ‘Hagan lo que él les diga’. En este año en que celebramos los 234 años de la fundación del curato de Pergamino de la colocación de la piedra fundamental de este templo, y en que también estamos transcurriendo el Año de la fe, ha escuchado en su comunidad estas dos frases, la primera de ellas dirigida a Jesús y la otra dirigida a sus servidores. “Y haciendo cotidianas estas palabras me pregunto cuántas veces nosotros vinimos a postrarnos a los pies de María y ella nos ha dicho: ‘Hacé lo que él te diga’ y cuántas veces María intercedió por nosotros ante su hijo diciéndole: ‘Mirá que fulano de tal necesita de vos, no tiene más vino, no tiene más alegría, ha perdido las esperanzas, no tiene más fe’. Y esto nos demuestra que año tras año, debemos vivir la alegría, la esperanza. Cuando el hombre debilita la fe es porque no la cuida y es en ese momento cuando debemos escuchar lo que María nos dice. Ese disminuir la fe, que es una gracia de Dios, nos hace tambalear, empezamos a dudar del conocimiento de Jesús, de María. Y para conocer algo necesitamos ser testigos y eso implica estar presentes en el hecho concreto. Cada uno de nosotros, si estamos honrando a nuestra patrona, es porque fuimos testigos del nacimiento, de la muerte y de la resurrección de Jesús en nosotros”, señaló el padre durante la homilía.
Luego puso de manifiesto que “la fe nos hace testigos, discípulos y misioneros de Jesús y de María. Esa fe no la podemos imponer a la fuerza, sino hay que proponerla a nuestros familiares, en los lugares de trabajo, a los amigos. La fe convierte el corazón del hombre cuando éste decide abrirle el corazón a Dios. La fe no está reservada para unos pocos sino que es para todos los bautizados y tenemos que aprender a compartir la fe anunciando, propagando aquellos que vivimos, que conocemos y que es el encuentro entre Dios y el hombre.
“Cada uno de nosotros tiene su historia y en cada historia hay un tiempo de escuchar y otro de respuesta y en ese tiempo la fe ocupa un lugar privilegiado. Nos tenemos que preguntar cuántas veces escuchamos, por ejemplo el ‘hagan lo que él les diga’ y cuántas respondemos. Jesús nos escucha siempre pero el hombre no muchas veces quiere escuchar. Dios nos da un tiempo a cada uno de nosotros para que podamos vivir el encuentro con él, para que podamos darle nuestro ‘sí’”.
Asimismo destacó que “la fe se pierde cuando no se alimenta y que esto conlleva la pérdida de confianza de Dios y para con los demás”.
Merceditas
Estableciendo un vínculo con la Virgen de la Merced, el sacerdote se preguntó “¿Cuántas generaciones se postraron delante de ella para decirle ‘Madre no sé qué hacer’? Ahí la tenemos a Merceditas, contemplemos su rostro y pidámosle con confianza porque no podemos perder la fe ni un granito. No podemos dejarnos robar la esperanza de una vida mejor, una vida buena. Tenemos que continuar para poder ser testigos de Dios.
“Los insto a ser cristianos alegres, sencillos, con la confianza puesta en Dios y en la Virgen. No estamos solos, estamos con Dios y con María”.
Alegría
Este 24 de septiembre fue la primera misa en honor a la Patrona de Pergamino que el padre Carlos Miri celebró luego de 28 años de sacerdocio. Durante su contacto con los feligreses, el párroco que asumió hace poco menos de un año, demostró su alegría de poder celebrar una misa en la que fuera su parroquia de origen.
Por último, Miri convocó a los fieles a “pedir la alegría, no estemos con la cara larga sino que vivamos la alegría de ser cristianos, hijos de Dios. Muchos de ustedes están comprometidos en distintas parroquias, les pido que sean agentes multiplicadores en sus lugares. El que resta, divide. El que suma, multiplica. Seamos multiplicadores de las gracias que Dios nos concede”.