Jueves 14 de Abril de 2016
La caída de granizo generó secuelas irreversibles en varios lotes de soja del distrito, según dijo el presidente de la Sociedad Rural de Junín. Además, las fuertes lluvias y la actual inestabilidad climática generan dudas sobre el rendimiento de los cultivos cuando se retome la cosecha.
Las lluvias torrenciales ocurridas en la última semana generaron “desastres productivos” en muchas zonas del sector norte de la región pampeana, y en los próximos días se prevén más tormentas, por lo que se aguardan retrasos y pérdidas en la comercialización de granos, en especial de soja.
En Junín, el semblante de los productores agropecuarios denota una fuerte preocupación, y ni hablar de aquellos cuyos cultivos ya fueron dañados por el granizo caído la semana pasada, circunstancia que de seguro le significará una pérdida importante respecto del rendimiento que esperaban en condiciones normales.
El presidente de la Sociedad Rural, Alejandro Barbieri, le confirmó a Democracia que, en efecto, hubo lotes castigados por la piedra y se hizo eco de la incertidumbre que embarga a los chacareros por la actual inestabilidad climática que conspira contra la actividad de las cosechadoras.
“Estamos en plena cosecha gruesa y no se está pudiendo levantar la soja. Algunos productores han intentado hacerlo en estos días, pero fue muy complicado recolectarla y hay otros lugares en los que no hay piso. Aparentemente para el fin de semana se vienen nuevas lluvias muy fuertes y eso es preocupante porque no se está pudiendo trabajar”, señaló el dirigente.
Barbieri comentó que se ha llegado a trillar muy poco debido a que las sojas de primera fueron muy tardías porque no se podía sembrar y el momento de empezar a recolectarlas era entre la semana pasada y esta, “pero con esto del mal clima no se ha podido”.
“El panorama es bastante complicado, encima después de las lluvias los días son más cortos y entonces se demora más la mejora de los suelos”, analizó.
El titular ruralista apuntó que hay sectores del partido que “ya registran pérdidas a causa del mal ocasionado por la caída de granizo”. “Y donde hay agua se está evaluando, todavía no se puede determinar cuál es la medida del daño porque no hay posibilidad de que las máquinas entren por el momento”, indicó.
Impacto muy negativo
Los excesos hídricos llegaron en el peor momento: en las zonas afectadas se detuvo la recolección de granos gruesos (fundamentalmente soja y maíz) y buena parte de los envíos programados hacia fábricas aceiteras y terminales portuarias no se pueden concretar, consignó el portal Valor Soja.
Para esta época del año las terminales de la zona de influencia de Rosario deberían estar recibiendo a primera hora de la mañana más de 6.000 camiones cargados con granos.
La semana pasada no superaron los 3.000 vehículos diarios. Y esta semana podrían no alcanzar la cifra de los 2.000.
La consecuencia directa de eso es un progresivo retraso en la carga de buques, los cuales, al superar los tiempos programados, generan sobrecostos que luego deben ser afrontados por el sector agroindustrial, consignaron fuentes del sector agropecuario.
A fines de marzo último los administradores de fondos de cobertura agrícola comenzaron a apostar por una suba de las cotizaciones internacionales de la soja, que se viene consolidando en los últimos días.
Pero esa noticia, que inicialmente se juzgó como favorable, ahora se sabes que se sostiene en los desastres productivos ocurridos en la región pampeana argentina por el impacto del “cambio climático”, indicaron los analistas.
Explicaron que si bien aún es temprano para realizar una evaluación general de los daños, ya es posible saber que la mayor parte de la cosecha entrerriana de soja generará quebrantos por bajos o nulos rindes obtenidos (el cultivo ya venía golpeado por altas temperaturas en enero seguidas por lluvias gigantes en febrero).
El dato es que en la mayor parte de las zonas afectadas -norte de Buenos Aires, centro-sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba- se localizan los campos sojeros más productivos de la Argentina.
Por ello, expertos vaticinan que será necesario revisar las previsiones de cosecha estimadas hasta el momento (además de considerar que buena parte de la calidad de los granos recolectados experimentará un deterioro importante que afectará la facturación de muchas empresas agrícolas).