Martes 23 de Julio de 2013
Zorzal, Mago, Mudo, Morocho, Inmortal, Carlitos. Su voz, la mayor del género, es el troquel del tango-canción. “Para mí, lo inventamos, Gardel no existió”, escribió alguna vez Humberto Constantini. Hace 80 años pasaba por Junín la lozanía de su voz maravillosa y nos dejaba a pie, inermes, con una leyenda
Zorzal, Mago, Mudo, Morocho, Inmortal, Carlitos. Su voz, la mayor del género, es el troquel del tango-canción. “Para mí, lo inventamos, Gardel no existió”, escribió alguna vez Humberto Constantini. Hace 80 años pasaba por Junín la lozanía de su voz maravillosa y nos dejaba a pie, inermes, con una leyenda
El jueves 3 de agosto de 1933, Carlos Gardel se presentó por última vez en suelo juninense. Lo hizo de nuevo en el escenario de su segunda y espectacular suceso: el Cine Teatro Crystal Palace
“El Inmortal” en esta ocasión actuó con el acompañamiento de cuatro guitarras, ejecutadas con maestría por Horacio Pettorosi, Guillermo Barbieri, Angel Domingo Riverol y Domingo Julio Vivas. Han pasado ocho décadas y la Argentina, no ya Junín, es otra, nos remite a otro país, aun cuando las calamidades sean parecidas, con una moneda tan ruin que no sirve ya ni para comprar un sueño.
Tres meses después, El Zorzal se embarcó en el vapor “Conte Biancamano”, con el objeto de emprender la gira que lo llevaría a su resonante suceso mundial, alcanzado a través de sus diferentes actuaciones en escenarios, en el cine, en el teatro y en el disco.
Luego, al regresar al país, sobrevendría la tragedia de Medellín.
Las anteriores
Las dos visitas anteriores se concretaron varios años antes. Por ejemplo, la primera ocurrió el jueves 2 de junio de 1921, en el histórico salón “Víctor Hugo”, que la Sociedad Francesa poseía sobre la avenida Rivadavia y que también cobijó a la sede del Club Sarmiento
Lo hizo acompañado por los guitarristas José Ricardo y Guillermo Barbieri.
Dada la trascendencia del debut, el recital se repitió el domingo 5 y lunes 6. Casi nueve años transcurrieron para que Gardel volviera a nuestra ciudad.
Cantó en el flamante Cine Teatro Crystal Palace, propiedad de la empresa de Donato Delle Donne y Carlos San Romé, el sábado 18 y domingo 19 de enero de 1930, con las guitarras de Guillermo Barbieri y José María Aguilar.
Crystal Palace
La empresa que regenteaba el Crystal, la ex tradicional sala juninense, un verdadero monumento histórico, tenía entonces como administrador a Angel Fiocchi. Este hombre, muy bondadoso y emprendedor, había llegado a Junín con la compañía itinerante de Pepe Podestá, en forma transitoria, pero se quedó a vivir varios años entre nosotros
Ya en el Crystal, tenía a su cargo la programación de diversos espectáculos que allí se ofrecían. Y en tal carácter, con mucho esfuerzo, logró contratar a Carlos Gardel, que ya se había propuesto incursionar en el exterior.
“Noches de Atenas”
Días antes de venir a Junín, el 31 de julio de 1933 (por rara coincidencia la conmemoración de San Ignacio de Loyola, patrono de nuestro distrito), Carlos Gardel graba en los estudios Odeón, de la Capital Federal, el vals “Noches de Atenas”, de Horacio Pettorosi, uno de sus guitarristas. En esa ocasión, fue acompañado por la orquesta de Alberto Castellanos, integrada por seis músicos de primer nivel.
Una labor deslumbrante
Pues bien. A sala repleta, abigarrada, Carlos Gardel se presentó por última vez en Junín: fue el jueves 3 de agosto de 1933. Al subrayar el acontecimiento, al día siguiente, algo impensado en el periodismo de aquella época, máxime tratándose de un diario de la mañana,
“La Verdad” analizaba de esta manera la actuación de El Zorzal: “Nuevamente se vio totalmente ocupada en todas sus instalaciones la sala del Crystal Palace, con la presentación del cantor nacional Carlos Gardel, ante un auditorio numerosísimo.
La presencia de Gardel en el escenario mencionado significó claramente un reconocimiento a su personalidad y de su valor artístico, que se destacó con un relieve tan pronunciado que pocos artistas lograron conseguir con sus interpretaciones
La impresión causada en todo el público que lo escuchó anoche no pudo ser más satisfactoria
Todos los comentarios que recogimos sobre el estado en que se encuentra el artista, coinciden en reconocer que Gardel aumentó su volumen de voz, acentúo también sus matices y esto le ofrece al gran cantor un nuevo e interesante aspecto”.
Sin micrófono
Es interesante acotar que en esa velada se cobró una entrada de 1,50 pesos y el programa desarrollado consistió, además de la presentación de Gardel, en la exhibición de la película (sonora y hablada) “La viuda artificial”, en tres actos.
Sin la utilización de ese vital elemento de cualquier artista que es el micrófono, Carlos Gardel interpretó esa noche los siguientes temas: “La Tropilla”, “Mano a Mano”, “Tomo y Obligo”, “Viejo Smoking”, “Silencio”, Padrino Pelado”, “Al mundo le falta un tornillo”, “El que atrasó el reloj” y “Nunca más”. Además, en un solo de guitarras, Pettorosi, Barbieri, Riverol y Vivas deleitaron con el tango “9 de Julio”.
“Nunca Más”
Domingo Riverol, uno de los guitarristas del conjunto, tenía a su cargo la presentación de cada pieza que interpretaba Gardel en el escenario de la calle Roque Sáenz Peña.
Ya el programa establecido se había cumplido en exceso, pero la concurrencia seguía reclamando… ¡otra, otra, otra! Fue entonces que Riverol anunció que El Morocho entonaría la última canción de la noche: el tango de Lomuto “Nunca Más”
Y para que quedara en claro que no habría nuevas repeticiones y que la actuación culminaba con ese tema, subrayó varias veces adrede el nombre del bis final: “Nunca Más”. Ironías del destino.
Nadie puede modificar el pasado
“Entre aquel país de Gardel, anterior a la inmigración interior hacia la costa y esta versión penosa del de hoy, median mil desventuras y centenares de ilusiones sepultadas.
Hasta se hace comprensible que no podamos entender –ni aaceptar- este presente chato y fijemos la vista hacia atrás, en una actitud por lo menos sanitaria. Hasta ese Gardel y esa Buenos Aires rebosante de esperanza
Y hasta, acaso, sea lícito que nos demos el lujo de darle manija a un disco y creernos –como típicos argentinos- que somos dueños también de su inspiración.
Y Gardel contestará, como siempre, como un barrilete hundido en la memoria, para responder a la mano y remontar en la emoción, con sólo poner tenso el piolín de su voz”. (Jorge Göttling).