Sábado 11 de Febrero de 2017

¿CRISIS TERMINAL?

Temor por el futuro de SanCor en Chivilcoy

Los rumores crecen a partir de declaraciones y desmentidas de miembros del consejo directiva y de la propia empresa. Los empleados en nuestra ciudad, aproximadamente 220 trabajadores, cobran en cuotas los sueldos mientras crecen las versiones de su venta o cierre.

Como ocurriera a mediados del año pasado, los rumores sobre el futuro de SanCor comenzaron a circular con mayor fuerza en nuestra ciudad. Los empleados cobran su sueldo en cuotas y no se estaría abonando lo prometido. Se van cayendo puestos de trabajo en firmas que realizan tareas tercerizadas para la empresa y achicándose la planta de personal por retiros voluntarios que ya no son luego cubiertos y para colmo, las declaraciones de un miembro del concejo directivo, que expresó: "o logra una refinanciación de la deuda o se vende”, que luego fue desmentido por un comunicado de la cooperativa láctea, generó más pesimismo.

Muchos trabajadores de SanCor creen que la situación es irreversible para la empresa y temen que la planta de Chivilcoy cierre, aunque tienen la esperanza, es caso de que sea vendida, el nuevo dueño sostenga la producción. Asimismo saben que será difícil que se mantengan todos los puestos de trabajo.

La situación de los trabajadores es compleja. Son empleados que estaban acostumbrados a cobrar el cuarto día hábil de cada mes y desde hace casi un año, con suerte lo cobran en dos veces. Según pudo averiguar este medio, hubo meses en que se les fue abonando hasta en cuatro cuotas. También trascendió que en el último mes se prometió un pago de $12.000 para el primer tramo (cabe señalar que los sueldos son superiores a los $20.000) y sólo se abonó la mitad.

Declaraciones y desmentidas

Por otra parte, la empresa láctea Sancor salió a desmentir, a través de un comunicado, declaraciones de un miembro del consejo directivo quien había señalado que la compañía "o logra una refinanciación de la deuda o se vende". El diario La Capital de Rosario, publicó el pasado martes que, "aunque desde la cooperativa desacreditaron los dichos, que dan cuenta de un escenario apocalíptico en el corto plazo, sí ratificaron ‘los avances de un proceso de reestructuración’, lo que expresa la crítica situación que viene atravesando desde hace varios años y que en 2016 la llevaron a deshacerse de su línea de producción de yogures y postres para sanear sus cuentas y salir de una larga crisis estructural”.

"Ante declaraciones de un miembro de la cooperativa, no autorizado a emitirlas, Sancor aclaró que las mismas no reflejan la línea de acción que se lleva adelante ni el pensamiento predominante sobre los temas abordados", expresó el escueto comunicado de la empresa e indicó que "sólo los voceros habituales son los únicos autorizados a expresarse en nombre de Sancor".

Por otra parte, "se ratifican los avances de un proceso de reestructuración, y también que cuando existan hechos relevantes sobre la actualidad empresaria, serán dados a conocer por los canales frecuentes", finalizó el texto que emitió Sancor y sobre el cual los voceros de la firma no realizaron ninguna aclaración ni tampoco contestaron consultas de la prensa.

El entredicho surgió tras luego de que uno de los vocales del consejo directivo de Sancor, Carlos Castro, realizó declaraciones a una radio FM de La Carlota (provincia de Córdoba) en las cuales advirtió que o Sancor "logra una refinanciación o se vende la empresa". También que durante esta semana debería firmarse una u otra alternativa porque "no hay salida así como está y tiene que haber una definición".

En sus declaraciones, Castro dijo que en el marco de este proceso de reestructuración estaría la posibilidad de que se produzca el cierre de dos plantas, pero al mismo tiempo de la necesidad de construir una nueva, con lo cual se pondrían mantener las fuentes laborales.

A fines de enero, en un críptico comunicado, la cooperativa con sede en Sunchales encendió un alerta sobre su situación, apenas seis meses después de la venta de su línea de yogures y postres al grupo Vicentín, al advertir que "la difícil situación de la lechería" afectó su "capacidad productiva y desempeño económico". En ese momento, prometió comunicar una serie de "resoluciones adoptadas" para dar una "solución definitiva" a su crisis, algo que hasta ahora no realizó formalmente.

Esas primeras enunciaciones de crisis se dieron en el marco de la negociación paritaria con la Asociación de Trabajadores de la Lechería de la República Argentina (Atilra), que demandaba completar la paritaria del año pasado con un aumento acumulado del 40 por ciento más un bono de fin de año.

En ese momento, el secretario general de Atilra, Héctor Ponce, le envió una dura carta al presidente de Sancor, Gustavo Ferrero, en la que expresó su "honda preocupación" por "las dificultades" de la compañía, que "no son nuevas y tienen su origen en problemas estructurales de su organización empresarial, la adquisición de empréstitos onerosos desde el punto vista financiero y una incorrecta visión de los escenarios nacional e internacional".

Luego del entredicho, finalmente la paritaria de toda la industria láctea cerró con una suba del 36,9 por ciento que se consolidó con el acuerdo del 13,9 por ciento sellado _que se suma al 23 por ciento del año pasado_ y que se estaría rubricando en el Ministerio de Trabajo de la Nación.

Según fuentes del sector, se trata de la primera vez que el Centro de Industria Lechera (CIL), la cámara que nuclea a las empresas más importantes, logra bajar las demandas de recomposición salarial del poderoso gremio. Aunque anticipan que la conflictividad podría desatarse en las próximas semanas ya que las usinas más chicas nucleadas en Apymel aseguran que no podrán hacer frente incluso a ese aumento acordado.

Preocupación de CRA

Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) expresó su preocupación por la "crítica" situación que atraviesa la empresa láctea SanCor y la industria lechera en general, y advirtió sobre los reclamos y medidas que algunos actores de la cadena están llevando adelante.

Según difundió la entidad en un comunicado, la crisis de la lechería nacional "también muestra su cara más dolorosa en la situación económica y financiera de esta empresa insignia y que termina golpeando directamente en el productor tambero, responsable de venderle diariamente su producción". La situación es crítica porque, inundaciones de por medio que obligaron al cierre de gran cantidad de tambos en la cuenca lechera santafesina, el tambero continúa cobrando un precio promedio por leche por debajo de su rentabilidad, unos $ 4,60 por litro de leche, que además no cobra en tiempo y forma.

En este contexto, se destaca que el pedido de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (Atilra) de un aumento salarial del 49% más un bono de $ 3000 para los trabajadores, es "desconocer la realidad". "Desde Atilra se empecinan en exigir aumentos irracionales que terminarán afectando nuevamente al productor, que ya en estas condiciones vende sin saber cuánto y cómo cobrará, y al consumidor que paga cada vez más caro los productos lácteos", afirmó.

En el caso de SanCor, la mayor compañía lechera del país que emplea actualmente a unas 4000 personas, se habla de una inminente refinanciación o venta, algo que desde la cooperativa se ocuparon de desmentir pero no aclararon cuál será la salida a una situación que la tiene con un déficit que, en el balance del último año, cerró con una pérdida neta de $ 2421 millones.

En medio de una de los peores años de la historia láctea, con una baja de producción en el último año del 14% y con catástrofes climáticas incluidas, CRA afirmó que la salida a esta crisis "requiere del esfuerzo de todos los actores de la cadena, no solamente del productor tambero, el histórico eslabón más golpeado".


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