Viernes 6 de Marzo de 2015
El sangriento hecho fue presenciado por un nene de 8 años, hijo de la agresora y nieto de la víctima. La DDI de Junín trabajó en el lugar por pedido del fiscal Colimedaglia.
La mujer salió a la calle pidiendo auxilio cuando faltaba poco para que las agujas del reloj marcaran las 20, y el pueblo ya estaba desierto. Cuando los vecinos, alertados por los gritos, salieron la vieron cubierta de sangre y fuera de sí. En la cama matrimonial, rodeada por un charco de sangre y con una daga de unos 35 centímetros clavada en el pecho, yacía ya sin vida Alicia Urriza, de 67 años de edad, madre de la mujer que pedía auxilio.
Cuando los efectivos de la delegación policial de Pasteur, localidad de Lincoln, llegaron a la vivienda de 9 de Julio s/n, en el centro del pueblo, Ana Valeria Urriza (39), dijo que a su madre la habían matado el “Gauchito Gil y Cristo”. Más tarde cambió el relato y dijo que, poseída por “San La Muerte”, se había visto obligada a asesinar a su progenitora.
Los vecinos aseguraron que minutos antes de que se desate la tragedia, se escucharon fuertes gritos provenientes de la vivienda, y que madre e hija discutían diariamente de esa manera y que por eso no se habían preocupado.
En la vivienda también estaba el nieto de la víctima, de 8 años, quien fue el que vio todo lo que había sucedido y dijo: “mamá mató a la abuela”, según confirmaron fuentes allegadas al caso.
La victimaria tiene serios problemas psiquiátricos y fue dada de alta de un instituto mental hace algunas semanas. Fuentes de la investigación señalaron que habría sido la Jueza de Paz de Lincoln la que habría dado la venia para que retorne a la casa materna.
Desde su vuelta la conflictividad entre las mujeres habría ido en aumento, llegando a su punto culmine el miércoles por la noche, cuando la hija ultimó a la madre tras una fuerte discusión.
El menor, que quedó a la guarda de su padre, vivía con su abuela desde que la madre había sido internada.
La mujer fue nuevamente alojada en un instituto mental, donde se le realizarán las pruebas necesarias para tratar de establecer si al momento de cometer el crimen, era conciente de la gravedad de sus acciones.
Dos cuerpos de investigadores de la DDI de Junín trabajó en el lugar por pedido del fiscal de la causa, Carlos Colimedaglia, quien caratuló el hecho como “homicidio agravado por el vínculo”.