Viernes 6 de Junio de 2014
Los vecinos de Bellocq están consternados. Creen que lo que le ocurrió a una conocidamente familia del lugar, no es verdad, que se trata de una de las tantas historias de la realidad cotidiana que ven por los noticieros de televisión.
Pero que les pasan a los demás, no a ellos, que viven en una tranquila localidad rural de puertas abiertas y cero inseguridad.
TODO HA CAMBIADO
Pero lo que ocurrió no es ficción, tampoco la historia de otro lugar. Pasó en Bellocq, cuya tranquilidad parece haber desaparecido de un plumazo. Ahora en la localidad se vive la preocupación y el temor de comprobar que han entrado al «club de la inseguridad», y que como ocurre en cualquier punto del Gran Buenos Aires, les ha ocurrido a ellos. Por las calles no se habla de otra cosa, lo mismo en los hogares, han perdido la confianza y ahora cierran las puertas, advierten a sus hijos y están alertas. No lo pueden creer.
AUDAZ ASALTO A MANO ARMADA
Oscar Anibal Martín, de 66 años es un conocido contratista rural, un vecino de toda la vida, que a costa de esfuerzo y trabajo ha logrado hacerse de un nombre y una buena posición. Sigue trabajando con sus hijos, y cada mañana se levanta pensando en trabajar, producir, y dejar a sus hijos una pequeña empresa, cuya solidez se basa en el cumplimiento y la honestidad.
El martes 30 tuvo en su casa nueva (a pocos pasos de la misma se encuentra su casa «vieja»), una reunión alrededor de las 21 horas con varios vecinos integrantes de la comisión de una de las instituciones bellocquenses. Charlaron, cambiaron impresiones, tomaron algo y cuando ya agotaron los temas, cada uno se fue a su casa. Martín se fue a bañar y su esposa se acostó. Cuando de pronto irrumpen en la casa tres sujetos con sus caras cubiertas por gorros pasamontaña, guantes y gorritas. Imposible verle el rostro a ninguno de ellos. Decididos y portando armas con las cuales les apuntaban, les anunciaron que se trataba de un asalto. No los golpearon ni trataron mal pero los amenazaban en todo momento para que les entreguen el dinero que tengan en su poder. No tenían apuro, ayudaron a buscar y buscaron ellos hasta que se hicieron de 30 mil pesos y 5 mil dólares que había en la casa. No obstante querían más, la señora les dio unas alhajas de oro, anillos, cadenas y pulseras. Como suponían que podrían tener algo atesorado en la casa vieja les pidieron la llave o de lo contrario tiraban la puerta abajo. Fueron y revisaron completamente dicha casa. Se tomaron su tiempo. Hasta comieron unos pasteles que había sobre la mesa. Ni siquiera temieron que pudiera llegar algún hijo de la pareja, los que frecuentemente los visitan y a cualquier hora. Menos mal que no fue ninguno.
HUYEN PARA EL LADO DE PEHUAJÓ
Tras conducirlos a la habitación del matrimonio, los maniataron con fuertes nudos con pañuelos, medias y otras telas a la cama, y para asegurarse que no gritaran los amordazaron. También cortaron el teléfono para que no pudieran llamar. Acto seguido se dieron a la fuga en el auto de Martín, un VW Bora 2009 color gris que estaba estacionado en el garage. Esto permite deducir que alguien los llevó a la casa y los dejó. Como al llegar estaban reunidos con los vecinos, se presume que entraron a la vivienda aprovechando que la puerta del garage estaba abierta (no forzaron ninguna abertura) y aguardaron escondidos hasta que todos se fueron. Incluso uno de los asaltantes les hizo un pequeño chiste: «No se iban más…» les dijo.
Se presume que estuvieron en la casa más de dos horas. Y otro tanto les llevó a los esposos Martín desatarse.
ABANDONARON EL AUTO
Hecha la denuncia la policía comenzó la búsqueda, hallando el auto a unos 20 km. camino a Pehuajó en un camino de tierra. Se supone por lo tanto que allí los esperaba otro integrante de la banda en el móvil en el cual los llevó hasta la casa de Martín. Se presume que pueden haber tomado en dirección a Bolivar, pero se trata de una presunción dado que hasta el momento no existen pistas ciertas del rumbo que pueden haber tomado.
Quedan dudas si hubo un entregador, si alguien hizo «inteligencia» para elegir a la víctima, pero lo que queda en claro es que la tranquilidad desapareció de Bellocq. Que como decíamos al comienzo lo que los vecinos veían por televisión ahora lo vivieron en su propio pueblo. Lo viven en carne propia.
Un conocido vecino de la localidad nos decía, «queremos seguir con nuestra vida normal, pero el inconsciente nos retrotrae a lo ocurrido, el tema vuelve recurrentemente, hemos perdido la tranquilidad». El mismo vecino nos decía que lo habían llamado al intendente Torchio para conversar con él, para exponerle sus temores y reclamarle gestiones para lograr más policías en la localidad. «Tenemos asignados cuatro efectivos -nos decía- pero cuando hay uno es para festejar, carecemos de seguridad».
Consultada la policía por una versión referida a que los asaltantes intentaron originar un incendio en la vivienda de Martín, se nos informó que no, que en la denuncia respectiva no hubo mención alguna al respecto.
TORCHIO IRÁ A BELLOCQ
El intendente Torchio se comunicó con las víctimas del asalto y tras interiorizarse de la situación prometió una pronta visita a fin de mantener una reunión con ellos, y también con los vecinos preocupados por el tema de la seguridad en la localidad, a fin de trasladar sus inquietudes a las autoridades policiales.