Martes 3 de May de 2016
Según las autoridades, se comete medio centenar de sustracciones por mes de estos vehículos y en la mayoría de los casos actúan menores, que muchas veces son reincidentes.
El explosivo incremento de la venta de motos y ciclomotores que registró Junín en el último tiempo –se calcula que actualmente hay al menos 50 mil de estos vehículos en las calles- generó como contracara el “negocio” de las autopartes, que deriva en el robo de casi dos rodados de este tipo por día.
Y la cifra, según los especialistas, es aún mayor, ya que hay muchos ilícitos que no se denuncian; lo que se conoce como la “estadística negra” del mundo del hampa.
Pero las comercializaciones de estos rodados y las autopartes no son el único factor que influye en esta tendencia delictiva que hoy parece prácticamente imparable y genera alarma en las autoridades del área de seguridad.
El endurecimiento de los controles de tránsito y operativos policiales, con el consecuente secuestro de cientos de motocicletas que atestan los frentes de las comisarías y dependencias municipales, también hizo que recrudezcan los robos.
En diálogo con Democracia, el secretario de Seguridad de la Municipalidad, Fabián Claudio, afirmó que si bien bajó la cantidad de ilícitos en nuestra ciudad, al pasar de un promedio mensual de 135 a entre 90 y 100 robos, el número de sustracciones de motos sigue siendo elevado.
“La mitad de los hechos son robos de motos”, precisó el funcionario. Y adelantó que intensificarán los operativos en los talleres para detectar vehículos robados y autopartes. Sin embargo, aclaró que muchas motos son recuperadas en los operativos callejeros, o sea, en circulación.
“Acá vinieron varias veces a ver si había alguna moto robada, y nunca encontraron nada, pero es muy difícil saber si un vehículo es robado o no”, afirmó un conocido mecánico de motos de la ciudad.
“Mandan a robar a los menores”
El responsable de la Jefatura Departamental Junín, Miguel Zabala, también destacó la merma en la cantidad de delitos cometidos en Junín, pero afirmó que todos los esfuerzos estarán orientados ahora a disminuir los robos de motos, con un fuerte trabajo de prevención en las calles.
“Los viejos conocedores del negocio del robo de motos mandan a robar a los menores, porque son inimputables, y los jueces, que igual que nosotros trabajan con la ley, no pueden hacer nada”, señaló el jefe policial a Democracia. “Estamos viendo un alto número de reincidencia en este tipo de delitos”, sostuvo.
Con respecto al cobro de “rescates” por los vehículos robados, Zabala dijo que hasta el momento no hay denuncias sobre esta modalidad y llamó a los vecinos a radicarlas. Otro punto que destacaron los especialistas es que muchas veces las motos no cuentan con las medidas de seguridad necesarias para prevenir los robos, lo que facilita el accionar de los malvivientes.
Un delito difícil de combatir
El director de la Agencia de Seguridad Vial de Junín, Eduardo Naya, señaló a este diario que en los dos depósitos que tiene la Municipalidad “hay arriba de 2.800 motos secuestradas”.
Y así como es alta la cantidad de sustracciones, también es elevado el número de motos que son recuperadas por la policía, situación que se da desde que se intensificaron los pedidos de documentación del rodado en los operativos.
Las fuentes consultadas por este diario señalaron que, si bien se desarman motos para vender los repuestos o intercambiar piezas con otras, la mayoría de las motos se roban para circular.
En Junín, según los expertos consultados, las motos más robadas son las más chicas, de cilindrada 70 y 110, las cuales representan el 80 por ciento de los vehículos sustraídos.
Además, muchas de las motos robadas en nuestra ciudad suelen ser vendidas en otras ciudades de la región, donde hay menos controles de tránsito y se usan para circular.
Otra de las medidas que dio buenos resultados en el último tiempo fue la de interceptar a quienes llevan los rodados caminando o "de tiro", es decir, remolcados por otra moto. Si bien en varias ocasiones puede tratarse de gente que se quedó sin nafta o sufrió un desperfecto, en otras tantas resultaron ser motos robadas.
Se trata, con todo, de un delito difícil de erradicar y combatir. Es que para robar una moto bastan un par de segundos. Y casi nunca hay testigos. De hecho, en muchos de los casos los damnificados por la sustracción de ciclomotores no habían tomado ninguna medida de seguridad.