Lunes 30 de Septiembre de 2013
Otra vez el horror asesinan a una anciana en su casa. La hipótesis más firme que evalúan los investigadores es la de un asesinato en ocasión de robo.
La hipótesis más firme que evalúan los investigadores es la de un asesinato en ocasión de robo, y en los próximos días estará en poder de la fiscalía que instruye la causa –la UFIyJ Nº 6, a cargo de la doctora Vanina Lisazo- resultados de diversas pericias que produjo Policía Científica en la escena del crimen. Entre ellas, pisadas dejadas por calzados con barro, huellas dactilares, y otros indicios del que podrían extraerse ADN para luego ser cotejados.
En la tarde noche de ayer se cumplían allanamientos simultáneos en diversos barrios de la ciudad, al cual se sumaron efectivos provenientes de la DDI Trenque Lauquen y de las comisarías de Chacabuco y Lincoln.
Fuentes judiciales mencionaron a LA VERDAD que el resultado de la autopsia determinó que la muerte de Sara Deonisia Bocassi de Guaragna se produjo por asfixia mecánica, lo que comúnmente se define como ahorcamiento, para lo cual los delincuentes habrían utilizado un pañuelo que fue hallado en el cuello de la mujer.
La autopsia reveló también lesiones traumáticas en otras partes del cuerpo, un claro indicio de que la víctima pudo haberse defendido de las agresiones.
Los voceros judiciales, por otra parte, no descartan que la mujer haya sido sorprendida despierta al escuchar ruidos en el interior del kiosco, y estiman que, al menos, dos personas habrían participado del hecho.
Bocassi de Guaragna tenía previsto viajar en una excursión a la Fiesta de la Flor, en Escobar, para lo cual a las 7 arribó una combi. El chofer tocó bocina frente al domicilio de Pasteur y Quintana, y al no recibir respuesta se dirigió a la casa de una nieta, que vive contigua al kiosco propiedad de la víctima, ubicado sobre Quintana.
La llamó por teléfono y no contestó. Entonces, tomó las llaves que tiene del inmueble y fue. Así se enfrentó al horror: su abuela yacía muerta sobre la cama de una de las habitaciones, mostrando aparentes signos de violencia. El dormitorio estaba revuelto, y se trata de establecer faltantes. En el lugar del crimen se comentó que le habría faltado dinero de una cajita –tal vez suma cercana a 1.000 pesos-, pero no se trata de una información oficial.
Para entrar a la vivienda, el o los asesinos levantaron apenas unos pocos centímetros la cortina metálica del local e ingresaron por una ventanita que era utilizada para atender a los clientes. Huyeron por la puerta principal, que fue encontrada abierta.
Sara vivía sola. Hacía tiempo que su hijo militar había dejado el inmueble, un dato que quizás manejaban los delincuentes. “Al kiosco venía a comprar no sólo gente del barrio sino de otros sectores, muchos jóvenes”, detallaron vecinos, quienes hicieron referencia a una plazoleta ubicada frente a la escena del crimen, donde en más de una oportunidad la policía realizó operativos por denuncias de personas en actitudes sospechosas relacionada con el consumo de estupefacientes.
Al lugar concurrieron la fiscal Vanina Lisazo y el instructor judicial Andrés Crosetti concurrieron al lugar; efectivos de la Comisaría Segunda, encabezados por su titular, subcomisario Alejandro Aguilera; el jefe e la DDI Junín, comisario mayor Enrique Romero junto a personal de Investigaciones; el secretario municipal de Seguridad, Víctor Knappe; jefes de la Policía Departamental y Distrital.
La causa, caratulada como “Homicidio”, se instruye en la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIyJ) 6, a cargo de la doctora Vanina Lisazo.
El noveno homicidio
en lo que va del 2013
El año 2013 está signado, en Junín, por la violencia y muertes inexplicables. El año empezó teñido de sangre: Juan Ezequiel Alturria, de 26 años, moría instantáneamente el 1 de enero, tras la balacera desatada por Iván Bolado, imputado del homicidio.
El 10 de enero, Diego Villegas era asesinado por la espalda, cuando se encontraba en la vereda de su casa, en el barrio Fonavi.
Diez días después, en una vivienda del barrio “El Picaflor”, por calle Derqui, Norma Mabel Mosconi, era asesinada por su marido, Raúl Terrón, el día de su cumpleaños número 78. El hombre sufría demencia senil y los signos de violencia en la pareja eran frecuentes.
El 9 de marzo ocurrió el crimen que despertó la bronca popular y la destrucción de la Municipalidad, la Comisaría Segunda y el Banco Provincia. Karen Campos, de 17 años, era asesinada en el quiosco “Carlito”, del barrio Villa Belgrano, por un hombre que había entrado al local para robar.
Pocos días después, el 15 de marzo, Olga Acedo era asesinada en su casa, en calle República 124. La mujer estaba cuidando a la hija de su sobrina, de 2 años, cuando fue sorprendida por dos ladrones que habían ingresado por una claraboya. Este crimen significó el final de la cúpula policial de Junín.
El 22 de abril, dos jóvenes murieron en peleas callejeras: José Luis Sosa murió ese día, tras permanecer en grave estado tras ser atacado por varios hombres, en la madrugada del domingo 21, en la esquina de Lebensohn y Ricardo Rojas.
En la tarde del 22, también Gianfranco Molina, de 15 años, era asesinado tras una pelea de un disparo, en cercanías de Payán al 300.