Miércoles 3 de Septiembre de 2014
Los explosiones que provocan las motos con piezas alteradas perturban el reposo, el sueño y afectan el aparato auditivo. Especialistas advierten sobre los riesgos que implica para la salud la exposición a los estruendos y advierten que violan derechos constitucionales.
Lo que hasta un tiempo atrás era propio de un pequeño grupo y la molestia no pasaba de algún que otro caso limitado a la zona céntrica, se ha convertido, desde hace rato, en un incordio permanente en cualquier barrio de la Ciudad. Motos “explosivas”, modificadas para la aceleración brusca y con los escapes libres, ya son parte del tránsito urbano. La modalidad, que crece en las calles juninenses y se da a la mañana, a la tarde o en plena madrugada, conlleva, entre otras consecuencias, a un daño ambiental que preocupa a los especialistas. Y es que los estruendos que se disparan como las detonaciones de una ametralladora causan trastornos psicofísicos, pues perturban el descanso durante la noche y afectan, más de lo que se cree, al aparato auditivo.
La zona más crítica por la presencia de escapes libres es la de avenida San Martín.
“Esta tendencia es preocupante porque los vecinos no pueden conciliar el sueño, el ánimo se les altera y no tienen manera de atenuar los sonidos agudos impulsivos, porque el oído carece del mecanismo para defenderse de ese tipo de ruidos”, Silvia Bermúdez, integrante de la Comisión de Audiología del Colegio de Fonoaudiólogos de la Provincia.
Pero la peor parte en materia de salud se la llevan, según Bermúdez, quienes van arriba de la moto con escape liberado. “Si supieran el daño que se están produciendo a sí mismos dejarían de hacerlo”, subrayó la experta. “Ellos están bajo unos 120 decibeles de impacto, es una densidad de sonido extremadamente alta y muy perjudicial. Pueden terminar con hipoacusia con zumbido permanente”, añadió.
En rigor, avenida San Martín no es el único escenario por el que se desplazan los “motoqueros” que hacen sonar con furor los caños de escape. Ya ningún barrio zafa a un mal que se está volviendo crónico. También se padecen en Intendente de la Sota, avenida de Circunvalación, Ruta Nacional 188, Camino a La Laguna, avenida Padre Respuela, avenida República y Posadas.
La queja se repite con inusual frecuencia entre las denuncias que recibe la Defensoría del Pueblo de la Provincia. Más de la mitad de los reclamos que llegan al organismo vinculados a la contaminación acústica tiene como fuente de origen a los boliches bailables, pero lo siguen los ruidos que provocan los escapes libres y las explosiones de las motos.
Inconstitucional
Quienes practican la modalidad de las motos “explosivas” vulneran derechos contemplados en la Constitución Nacional, cuyo artículo 41 obliga a las autoridades a velar por “un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras”. Asimismo, la Ley Nacional de Tránsito, a la que adhiere la Provincia, prohíbe “circular con vehículos que emitan gases, humos, ruidos, radiaciones u otras emanaciones contaminantes del ambiente, que excedan los límites reglamentarios”.
Un escape “preparado” en una moto chica a mediana no es otra cosa que un tubo de mayor diámetro que el original y sin silenciador. También existen caños de competición, que son los que se colocan, para la explosión, en los rodados de mayor cilindrada.
El hecho de presentar adulteraciones en el silenciador ya es motivo de retención del vehículo, según explicó el director de la Agencia Municipal de Seguridad Vial (AMSV), Daniel Kelly. “La mayoría tiene el escape libre, el ilegal, el casero en lugar del de uso original. Se puede retener la moto por ese motivo. Por lo general el que tiene ese escape, tampoco tiene documentación y están en infracción”, dijo.
Al comprobar la presencia de elementos prohibidos por la ley, el titular de la AMSV explicó que “las motos se retienen y luego el escape se saca”. Es por eso, que quienes instalan accesorios modificados, corren el riesgo de perder la “inversión” si son parados en un control, ya que de estar en infracción, para recuperar el vehículo modificado deben adaptarlo a las normas.
“Son caros, pero nosotros los secuestramos igual. Es lamentable que gasten dinero en algo que es ilegal y que si nosotros lo retenemos, se lo sacamos”, dijo.