Lunes 2 de Diciembre de 2013
Durante la estadía realizaron una jornada recreativa, con inflables, chocolate y facturas.
La ONG “Junín esperanza del Chaco” realizó un nuevo viaje solidario a la provincia norteña, a la que llegó con alimentos, agua, medicamentos, productos de limpieza, juguetes y útiles escolares donados por la comunidad juninense.
Durante su estadía en Chaco, los miembros de la organización programaron jornadas lúdicas para compartir con los más de 180 chicos de las comunidades que viven en el Impenetrable.
Luego de un arduo camino hasta Fuerte Esperanza, el camión no sólo llevó los elementos mencionados, sino que arribó con amor, esfuerzo, solidaridad y cariño.
En la escuela del lugar, entregaron la pintura que donaron los vecinos de Chacabuco, un cuadro y telas pintadas par los niños del jardín de infantes. El director del establecimiento, en una charla con los integrantes del grupo, reafirmó el trabajo que realizan a diario las hermanas Elsa y Marita.
Los chicos de Junín Esperanza del Chaco recorrieron también Nueva Pompeya, donde visitaron a distintas comunidades aborígenes. Allí entregaron alimentos, agua, ropa y regalos a los niños, que esperaban a que alguno de los chicos del grupo lo abriera con ellos. Al regresar del monte organizaron el tradicional chocolate con facturas en el pueblo, al cual asistieron 150 niños y luego de merendar hubo payasos y peloteros.
La organización
La agrupación “Junín, esperanza del Chaco” nació hace trece años en el Colegio San José como un proyecto de alumnos con ganas de hacer cosas por los demás.
“Era una necesidad de hacer algo, de ayudar, por parte de los alumnos del colegio y así se hizo. Luego se generó una movida muy grande que dificultó el espacio físico disponible para las donaciones, y se decidió pasarnos la posta a nosotros”, contó Esteban Suárez, uno de los primeros referentes del grupo.
Lejos de mermar, el proyecto se abrió a la comunidad y actualmente son bienvenidos a participar todos aquellos que quieran hacerlo, sin diferencias de ideas políticas o religiosas. “Continuamos con el proyecto y a eso le sumamos la intención de viajar, cosa que empezamos a hacer y ya cuando vas, conocés el lugar, la gente, quedás pegado. No podés creer lo que ves. No podés dejar de ir, de ayudar”.