Domingo 2 de Marzo de 2014
El Grupo de Acción Solidaria de Junín terminó la obra de un merendero en Fuerte Esperanza, provincia de Chaco, y llevan periódicamente provisiones para una población sin acceso al agua ni a las necesidades básicas. Llaman a la sociedad a participar.
La solidaridad tiene una longitud de 1504 kilómetros. Al menos, eso es lo que recorre el Grupo de Acción Solidaria de Junín para ayudar a una comunidad indígena de Fuerte Esperanza, en el bosque Impenetrable, en la provincia de Chaco.
Allí viven dos monjas que hace 22 años asisten a una aldea de nativos que no tienen acceso al agua potable ni a los servicios básicos indispensables, según contaron a Democracia Darío González y Miguel Macchione, dos integrantes del grupo. “El proyecto Misión Fuerte Esperanza surgió con la idea de terminar el merendero que había comenzado el Colegio San José junto a un conjunto de alumnos y los marianistas de la congregación española, y darles una ayuda económica”, afirmó González. “Estas hermanas trabajan ayudando a la comunidad que vive allí pero no aceptan ningún tipo de aporte político”, comentó.
El Grupo de Acción Solidaria, según contaron sus integrantes, viajó el pasado 25 de enero y el 5 de febrero hasta Fuerte Esperanza para culminar con la obra y llevar provisiones de alimentos, agua y ropa, entre otras cosas. “Terminamos la parte del hogar, el salón, los guardarropas, hicimos arreglos en los techos y reparaciones en las casas de las hermanas”, dijo Macchione.
La próxima salida del Grupo está prevista para fines de marzo y sus integrantes llaman a toda la comunidad a colaborar con ellos. “Recibimos donaciones de todo tipo. Puede ser alimentos: harina, yerba, azúcar, fideos, agua. Pantallas solares, ropa y dinero”, señalaron. Las donaciones se pueden acercar al club River (La Loba) de Junín que cedió dos lugares como depósitos en Comandante Escribano 75. “También necesitamos gente que se sume al Grupo para recibir y clasificar las donaciones, o para ayudar en el Grupo. Y otra cosa con la que pueden colaborar, es con espacio físico”, dijo Macchione.
Un camión es el que se encarga de transportar solidariamente los artículos y entre todo el grupo y con las donaciones pagan el combustible necesario para llegar a Fuerte Esperanza. “Muchos nos preguntan por qué ayudamos allá y no acá, a lo que respondemos es que ‘cuando no hay opciones, necesitás ayuda’ y allá la gente no tiene opciones. No hay agua, luz, escuelas, hospitales, nada. Se trata de personas que ni siquiera reciben capacitación para trabajar, no saben lo que es trabajar. Y acá esos recursos de alguna manera están”, dijo González. “El proyecto recién empieza. Falta construir el salón, una cocina y baños para recibir a 120 niños. Para ello estaremos trabajando todo el año, y nuestra próxima movida será para llevar a fines de marzo un camión con alimentos”, dijeron los representantes del Grupo. Pero la tarea de este Grupo, no es sólo dar ayuda de forma benéfica. “Nosotros les enseñamos que lo que les llevamos tiene un valor.
Entonces a cambio les pedimos trabajo, aunque sea una artesanía, pero algo que haya salido del fruto de su trabajo”, explicó González.
En ese sentido, dijeron que la idea es transmitir la cultura del trabajo para que a partir de la colaboración que reciben, luego puedan ser una comunidad autosustentable. “Son personas que se las rebuscan con lo que hay, pero no saben lo que es conseguir lo necesario para vivir”, dijo González. “La idea es educarlos para que tengan conciencia de que lo que se les da tiene valor. Transformar la realidad no es dar algo sino transmitir la dignidad a la persona. Que sepan trabajar, defenderse. Y ellos, a pesar de todo, demuestran que no perdieron la dignidad. Hasta les da vergüenza recibir la ayuda a cambio de nada”, dijo Macchione.
Sobre la idea de la ayuda, los integrantes señalaron que surgió originalmente en el Colegio San José en la época del 2001. Y González, integra el grupo hace ocho años. Macchione se sumó hace poco.
