Jueves 4 de Diciembre de 2014
Una rebelión vecinal en Bello Horizonte paralizó otra antena clandestina de telefonía. La gente discutió ácidamente con representantes de la empresa y del club que aloja el emprendimiento. Es la sexta movilización que triunfa.
Por Claudio Fabian Guevara
Una rebelión vecinal en el barrio Belo Horizonte paralizó otra obra clandestina que intentaba instalar una antena de telefonía móvil. El emplazamiento del dispositivo esta vez, es a la vera del campo de deportes del Club Quilmes. La institución debe estar muy desesperada de fondos para haber comprometido la firma de sus autoridades en un convenio que le otorga a Claro una ubicación tan estratégica como bizarra. La comisión del Club Unión hace pocos meses tuvo una ocurrencia similar, pero la Justicia detuvo el proyecto.
La empresa, como otras, cometió la imprudencia de iniciar la obra sin obtener la autorización primero. Tal vez funciona en otros lugares, pero ya no en Mercedes: nadie quiere las antenas cerca, la gente sabe que las obras son clandestinas, y actúa con determinación.
En una tumultuosa asamblea en la calle, la gente del lugar discutió ácidamente no solamente con autoridades del Club Quilmes, sino también con un ingeniero de la Universidad de La Plata que -al parecer en representación de Claro- quiso tranquilizar a los vecinos con extraños argumentos. Admitió que los celulares y el wi fi son malos para la salud, pero la antena en cambio, no lo sería tanto. “El celular en la oreja es peor”, dijo. Dejó entrever que las radiaciones pueden ser cancerígenas, pero que al fin y al cabo hay muchos alimentos cancerígenos. Es decir que, al fin y al cabo, otro elemento cancerígeno más no sería tanto problema.
La gente, enardecida, lo mandó a callar. Los más decididos aseguraron que echarían con sus propias manos a quien instalara una antena en el lugar.
Estaba presente el vice de la comisión del Club Unión, el ex futbolista Fernando Moner, que pese a su carisma y ascendencia sobre la gente, no tuvo mucho éxito en contentar a los disidentes. En declaraciones radiales posteriores por Radio Fénix, aseguró que nunca autorizó a la empresa a iniciar las obras sin haber concluido el expediente de autorización.
Conclusión: la gente se declaró en pie de guerra, y la obra se paralizó. Es el sexto incidente de su tipo en los últimos años: ya hubo intentos frustrados de instalación de antenas clandestinas en Las Acacias, San Luis, Lapenta, Club Unión, calle 30 y 21, y pocos meses atrás, la rotonda de rutas 5 y 41. Mercedes se ha convertido en una comunidad especialmente movilizada sobre este problema, que no tiene difusión en los grandes medios pero sí importantes científicos y estudios que respaldan el reclamo de llevar las antenas lejos de las zonas residenciales.
Las autoridades de Mercedes, en cambio, no están felices con el panorama, que parecen más amigas de las empresas que de los vecinos. El Ejecutivo envió al Concejo un proyecto de ordenanza para permitir antenas prácticamente en cualquier ubicación, eliminando las distancias de protección y cualquier otra limitante. Todavía no se aprobó, pero está en estudio. Y ya otorgó, sin justificativo técnico alguno, la consolidación de derechos a los mástiles del centro, que ni siquiera pagan tasas.